You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
SIGMUND FREUD<br />
____________________________________________________________________________________<br />
inseparable, sino que se hallan simplemente soldados entre sí y pue<strong>de</strong>n ser aislados por<br />
medio <strong>de</strong>l análisis. <strong>La</strong> <strong>interpretación</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> nos <strong>de</strong>muestra que así suce<strong>de</strong>, en efecto.<br />
Expondré primero un ejemplo en el que el análisis explica la aparente ausencia <strong>de</strong> afecto en<br />
una representación que <strong>de</strong>bía provocarlo.<br />
I. «<strong>La</strong> sujeto ve un <strong>de</strong>sierto y en él tres leones, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales está riendo pero no<br />
siente miedo ninguno. Sin embargo, <strong>de</strong>be <strong>de</strong> haber salido luego huyendo, pues quiere trepar<br />
a un árbol; pero encuentra que su prima, la profesora <strong>de</strong> francés, está ya arriba, etc.» El<br />
análisis nos proporciona el material siguiente: el motivo -indiferente- <strong>de</strong>l sueño ha sido una<br />
frase <strong>de</strong> su composición <strong>de</strong> inglés: la melena es el adorno <strong>de</strong>l león. Su padre llevaba una<br />
frondosa barba que enmarcaba su rostro como una melena. <strong>La</strong> profesora que le daba lección<br />
<strong>de</strong> inglés se llamaba mis Lyons (lions-leones). un conocido suyo le había mandado las<br />
Baladas, <strong>de</strong> Loewe (Loew-león). Así, pues, son éstos <strong>los</strong> tres leones <strong>de</strong> su sueño. ¿Por qué<br />
habría <strong>de</strong> sentir miedo <strong>de</strong> el<strong>los</strong>? Ha leído una historia en la que un negro, perseguido por<br />
haber incitado a otros a rebelarse, se refugia en un árbol huyendo <strong>de</strong> una traílla <strong>de</strong> feroces<br />
mastines que siguen sus huellas. Luego surgen diversos recuerdos chistosos, como el <strong>de</strong><br />
una receta para cazar leones, publicada en la revista humorística Fliegen<strong>de</strong> Blaetter. «Se<br />
toma un <strong>de</strong>sierto, se cierne la arena y <strong>los</strong> leones quedan en el cedazo»; y el <strong>de</strong> la anécdota<br />
<strong>de</strong> un empleado al que se reprochaba mostrar poco interés en conquistarse el favor <strong>de</strong> su<br />
jefe, y que respondió: «No, también yo he intentado trepar por la cucaña <strong>de</strong> la adulación,<br />
pero cuando quise hacerlo ya había otra arriba.» Todo este material se nos hace<br />
comprensible cuando averiguamos que el día <strong>de</strong>l sueño había recibido la sujeto la visita <strong>de</strong>l<br />
jefe <strong>de</strong> su marido, el cual se mostró muy cortés con ella y le besó la mano. Pero la señora<br />
no le tuvo miedo ninguno (no mostró la menor cortedad), a pesar <strong>de</strong> saber que su visitante<br />
era un animal consi<strong>de</strong>rable (un personaje importante) y uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> más admirados leones<br />
(«elegantes») <strong>de</strong> la pequeña ciudad en que vivía. Este «león» pue<strong>de</strong>, por tanto, compararse<br />
al <strong>de</strong>l Sueño <strong>de</strong> una noche <strong>de</strong> verano, <strong>de</strong> Shakespeare, que <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> su máscara, resulta<br />
ser Sung, el carpintero, e idénticamente suce<strong>de</strong> con todas las <strong>de</strong>más fieras que el sueño nos<br />
muestra y ante las que no experimentamos temor alguno.<br />
II. Como segundo ejemplo citaré nuevamente el sueño <strong>de</strong> aquella muchacha que vio<br />
muerto y yacente en el ataúd al hijo <strong>de</strong> su hermana, sin experimentar ante tal escena el<br />
menor dolor o tristeza. El análisis nos reveló por qué. Este sueño no hacía sino encubrir su<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> volver a ver al hombre amado, y el afecto tenía que correspon<strong>de</strong>r al <strong>de</strong>seo y no a<br />
su encubrimiento. No había, pues, motivo ninguno <strong>de</strong> tristeza. En algunos <strong>sueños</strong> conserva<br />
por lo menos el afecto cierta conexión con el contenido <strong>de</strong> representaciones al que en<br />
realidad correspon<strong>de</strong> y que ha sido objeto <strong>de</strong> una sustitución. En otros queda, en cambio,<br />
absolutamente separado <strong>de</strong> dichas representaciones y aparece incluido en un lugar<br />
cualquiera <strong>de</strong>l contenido manifiesto, allí don<strong>de</strong> resulta posible adaptarlo a la nueva<br />
or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> <strong>los</strong> elementos <strong>de</strong>l sueño. Suce<strong>de</strong> entonces lo mismo que antes comprobamos<br />
al examinar <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> juicio <strong>de</strong>l fenómeno onírico. Si en las i<strong>de</strong>as latentes existe una<br />
conclusión importante, el sueño manifiesto contendrá otra, pero esta última pue<strong>de</strong> aparecer<br />
273