Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
____________________________________________________________________________________<br />
oí que un empleado <strong>de</strong>cía a otro: «¿Dón<strong>de</strong> colocamos a este señor, que tiene un medio<br />
billete <strong>de</strong> primera?» Yo no gozo <strong>de</strong> tal prerrogativa, y tengo que pagar billete entero. Al<br />
señalarme luego mi sitio en el tren, lo hicieron en un vagón que, no teniendo pasillo,<br />
carecía <strong>de</strong> retrete. Todas mis protestas fueron vanas, y hube <strong>de</strong> consolarme proponiendo al<br />
empleado que, por lo menos, hiciera un agujero en el suelo <strong>de</strong>l coche para prevenir posibles<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>los</strong> viajeros.<br />
A las dos y cuarto <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong>sperté, en efecto, sintiendo necesidad <strong>de</strong> orinar y<br />
habiendo tenido el siguiente sueño: «Una multitud -reunión <strong>de</strong> estudiantes-. Un con<strong>de</strong> (el<br />
<strong>de</strong> Thun o el <strong>de</strong> Taaffe) pronuncia un discurso. Invitado a <strong>de</strong>cir algo sobre <strong>los</strong> alemanes,<br />
<strong>de</strong>clara con gesto <strong>de</strong> burla que la flor preferida <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos es el diente <strong>de</strong> león<br />
(Huflatlich) y se pone luego en el ojal algo como una hoja toda arrugada, o más bien como<br />
<strong>los</strong> nervios <strong>de</strong> una hoja enrollados unos con otros. Me levanto indignado; así, pues, me<br />
levanto indignado , pero al mismo tiempo me asombra sentir tal indignación.» Luego, más<br />
vagamente, continúa el sueño: «Como si fuera un aula cuyas entradas estuviesen tomadas y<br />
hubiese que huir. Atravieso una serie <strong>de</strong> habitaciones muy bien alhajadas -seguramente<br />
habitaciones <strong>de</strong>l Gobierno-, con muebles <strong>de</strong> color castaño y violeta, y llego por fin a un<br />
pasillo en el que veo sentada a una mujer ya entrada en años y muy gruesa, un ama <strong>de</strong><br />
llaves. Intento pasar sin hablarle, pero ella <strong>de</strong>be <strong>de</strong> reconocer que tengo <strong>de</strong>recho a salir por<br />
allí, pues me pregunta si quiero que me acompañe con una luz. Le indico o le digo que<br />
permanezca en la escalera y me felicito <strong>de</strong> la habilidad con que he logrado escapar a toda<br />
vigilancia. Una vez abajo encuentro ante mí un angosto sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> empinada cuesta, por el<br />
que echo a andar.» De nuevo vagamente: «...Como si ahora se tratase <strong>de</strong> escapar <strong>de</strong> la<br />
ciudad <strong>de</strong> igual manera que antes <strong>de</strong> la casa. Tomo un coche <strong>de</strong> caballo y digo al cochero<br />
que me lleve a una estación. Luego, contestando a no sé qué objeción que el cochero me<br />
opone, como si hubiese ya retenido sus servicios mucho tiempo y se hallase fatigado,<br />
añado: 'Por la vía no puedo ir con usted'. Al <strong>de</strong>cir esto me parece como si hubiera recorrido<br />
ya con el coche una distancia que se acostumbra recorrer en ferrocarril.<br />
<strong>La</strong>s estaciones están tomadas. Reflexiono si <strong>de</strong>bo dirigirme a Krems o a Znaim,<br />
pero pienso que estará allí la Corte y me <strong>de</strong>cido por Graz u otra ciudad <strong>de</strong> nombre<br />
semejante. Luego estoy ya en el vagón, muy parecido a un tranvía, y llevo en el ojal una<br />
cosa larga, singularmente tejida con violetas <strong>de</strong> un color entre violeta y castaño, hecha <strong>de</strong><br />
una materia rígida. El singular adorno llama la atención <strong>de</strong> la gente.» Aquí se interrumpe<br />
esta escena. «De nuevo en la estación, pero acompañado esta vez por un individuo <strong>de</strong><br />
avanzada edad. Discurro un plan para no ser reconocido y lo veo en el acto realizado.<br />
Pensamiento y acción son aquí simultáneos. Mi acompañante finge que no ve por lo menos<br />
<strong>de</strong> un ojo, y yo mantengo ante él un orinal <strong>de</strong> cristal (que hemos comprado o tenemos que<br />
comprar en la ciudad). Este orinal es <strong>de</strong> forma análoga a la <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> que se usan en <strong>los</strong><br />
hospitales para <strong>los</strong> enfermos masculinos. Soy, pues, el enfermero <strong>de</strong> mi acompañante y<br />
tengo que darle el orinal, porque está ciego. Si el revisor nos ve así habrá <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarnos<br />
escapar sin la menor sospecha. Veo plásticamente la actitud <strong>de</strong> mi acompañante y su<br />
miembro orinado. En este momento <strong>de</strong>spierto con ganas <strong>de</strong> orinar.» Todo este sueño da, en<br />
conjunto, la impresión <strong>de</strong> una fantasía, que traslada al durmiente al año revolucionario <strong>de</strong><br />
1848, evocado en mi pensamiento por la reciente celebración <strong>de</strong> su cincuentenario (1898) y<br />
por una excursión a Wachau durante la cual estuve en Emmersdorf, localidad que creí<br />
130