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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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caso: «Ahora, como antes, se trata <strong>de</strong> una afección unilateral, y lo mismo que antes curó en<br />
un lado, curará ahora en el otro.» Y empleando la palabra Geseres en el sentido que le da el<br />
argot popular judío, añadió: «¿Ve usted cómo no había motivo para tantos temores y<br />
lamentaciones? (Geseres).» El enfermo curó, en efecto, sin complicación ninguna.<br />
Veamos ahora las relaciones <strong>de</strong> este sueño con mi persona y las <strong>de</strong> mis familiares.<br />
El banco escolar, en el cual se inició el hijo <strong>de</strong>l profesor M. en <strong>los</strong> caminos <strong>de</strong> la sabiduría,<br />
ha pasado a ser propiedad <strong>de</strong> mi hijo mayor -aquel en cuyos labios pone mi sueño las<br />
enigmáticas palabras <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida- por donación <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> su anterior propietario.<br />
Fácilmente pue<strong>de</strong> adivinarse cuál es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>seos que se enlazan a esta transferencia.<br />
Pero, a<strong>de</strong>más, tiene dicho banco una forma especial encaminada a evitar la miopía y la<br />
unilateralidad que el niño podría contraer si permaneciera durante las largas horas <strong>de</strong> clase<br />
y estudio en una posición viciosa. De aquí, en el sueño, el miope (<strong>de</strong>trás, cíclope) y mi<br />
recuerdo, luego, <strong>de</strong> la discusión sobre la bilateralidad. <strong>La</strong> unilateralidad que <strong>de</strong>seo evitar a<br />
mi hijo se refiere tanto a su <strong>de</strong>sarrollo físico como a su <strong>de</strong>sarrollo intelectual. <strong>La</strong> misma<br />
escena <strong>de</strong>l sueño, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> toda su insensatez, parece querer alejar <strong>de</strong> mí esta<br />
preocupación. Observamos, en efecto, que el niño se vuelve primero a un lado,<br />
pronunciando unas palabras <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida, y da luego frente al lado opuesto y pronuncia las<br />
palabras contrarias, como para restablecer el equilibrio. ¡Obra, pues, atendiendo a la<br />
simetría bilateral! Hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir, por tanto, que el sueño muestra con frecuencia una<br />
máxima sensatez allí don<strong>de</strong> más disparatado parece. En todos <strong>los</strong> tiempos han gustado <strong>de</strong><br />
disfrazarse con <strong>los</strong> atributos <strong>de</strong> la locura aquel<strong>los</strong> que tenían algo que <strong>de</strong>cir y no podían<br />
<strong>de</strong>cirlo sin peligro. Aquel a quien se referían las palabras prohibidas, las toleraba mejor<br />
cuando podía reír al oírlas y mitigar su escozor con el pensamiento <strong>de</strong> que el atrevido<br />
crítico gozaba fama <strong>de</strong> loco. Del mismo modo que el sueño, proce<strong>de</strong> en el drama <strong>de</strong><br />
Shakespeare el <strong>de</strong>sdichado príncipe que se ve forzado a fingir la <strong>de</strong>mencia, y siendo así,<br />
po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> él lo que, sustituyendo las circunstancias verda<strong>de</strong>ras por otras<br />
chistosamente incomprensibles, dice Hamlet <strong>de</strong> sí mismo: «No estoy loco sino cuando<br />
sopla el Nor<strong>de</strong>ste, cuando sopla el Sur distingo perfectamente una garza <strong>de</strong> un halcón».<br />
Así, pues, hemos resuelto el problema <strong>de</strong> la absurdidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong>scubriendo<br />
que las i<strong>de</strong>as latentes <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos no son nunca absurdas -por lo menos las <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong><br />
<strong>de</strong> personas psíquicamente sanas- y comprobando que la elaboración onírica produce<br />
<strong>sueños</strong> absurdos o con algunos elementos <strong>de</strong> este género cuando encuentra en las i<strong>de</strong>as<br />
latentes elementos que entrañan crítica, insulto o burla y tiene que representar<strong>los</strong> en su<br />
peculiar forma expresiva. Fáltanos ahora <strong>de</strong>mostrar que la acción conjunta <strong>de</strong> <strong>los</strong> tres<br />
factores hasta el momento examinados -y <strong>de</strong> otro más que aún nos queda por investigar- es<br />
lo que constituye la elaboración onírica, la cual no hace, fuera <strong>de</strong> esto, sino llevar a cabo<br />
una traducción <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as latentes, ateniéndose a las cuatro condiciones que le son<br />
prescritas, y, a<strong>de</strong>más, que la cuestión <strong>de</strong> si el alma labora en el sueño con todas sus<br />
faculta<strong>de</strong>s o sólo con una parte <strong>de</strong> las mismas se halla <strong>de</strong>fectuosamente planteada y se<br />
aparta <strong>de</strong> las circunstancias reales. Mas como existen numerosos <strong>sueños</strong> en <strong>los</strong> que se<br />
juzga, critica y reconoce y en <strong>los</strong> que surge asombro o extrañeza <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus<br />
elementos, se construyen complicadas argumentaciones o se empren<strong>de</strong>n tentativas <strong>de</strong><br />
aclaración, habré <strong>de</strong> rebatir con la exposición <strong>de</strong> ejemp<strong>los</strong> apropiados las objeciones que<br />
aparecen fundadas en tales fenómenos.<br />
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