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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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una <strong>de</strong> las frases <strong>de</strong> un largo artículo y que ningún lector lo notaría, y ganó la apuesta. En<br />
otro periódico hallé hace varios años un cómico ejemplo <strong>de</strong> falsa conexión. Después <strong>de</strong> la<br />
famosa sesión <strong>de</strong> la Cámara francesa en la que Dupuy puso fin, con la serena frase <strong>La</strong><br />
séance continue, a la confusión y al espanto producidos por la exp<strong>los</strong>ión <strong>de</strong> una bomba<br />
arrojada por un anarquista al hemiciclo, fueron citados a <strong>de</strong>clarar, como testigos, <strong>los</strong><br />
espectadores que asistían a la sesión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tribuna pública. Entre el<strong>los</strong> se hallaban dos<br />
provincianos que visitaban por primera vez la Cámara. Uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, llegado a la tribuna<br />
pocos momentos antes <strong>de</strong>l atentado, <strong>de</strong>claró que había oído una <strong>de</strong>tonación, pero creyó que<br />
era costumbre <strong>de</strong>l Parlamento disparar una salva cuando un orador terminaba su discurso.<br />
El otro, que había llegado antes y oído ya varios discurso, expresó el mismo juicio, pero<br />
con la variante <strong>de</strong> haber creído que la salva no se disparaba sino cuando el orador había<br />
obtenido gran éxito con sus palabras.<br />
Así, pues, la instancia psíquica que aspira a hacer comprensible el contenido<br />
manifiesto y lo somete con este fin a una primera <strong>interpretación</strong>, a consecuencia <strong>de</strong> la cual<br />
queda más dificultada que nunca su exacta inteligencia, no es otra que nuestro pensamiento<br />
normal. Como ya lo hemos indicado repetidas veces, es norma regular <strong>de</strong> la <strong>interpretación</strong><br />
onírica prescindir en todo caso <strong>de</strong> la aparente coherencia que un sueño pueda ofrecernos y<br />
seguir siempre, tanto con <strong>los</strong> elementos claros como con <strong>los</strong> confusos, el mismo<br />
procedimiento; esto es la regresión al material <strong>de</strong> que han surgido. Vemos ahora <strong>de</strong> qué<br />
<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> esencialmente la gradual escala cualitativa <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong>, que va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
confusión a la claridad, y a la que nos referimos en páginas anteriores. Nos parecen claras<br />
aquellas partes <strong>de</strong>l sueño sobre las que ha podido actuar la elaboración secundaria, y<br />
confusas aquellas otras en las que ha fallado totalmente la intervención <strong>de</strong> tal instancia.<br />
Dado que las partes confusas <strong>de</strong>l sueño son también con gran frecuencia las más débilmente<br />
animadas, po<strong>de</strong>mos concluir que también <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> en parte <strong>de</strong> la elaboración secundaria la<br />
mayor o menor intensidad plástica <strong>de</strong> <strong>los</strong> diversos productos oníricos.<br />
<strong>La</strong> conformación <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong>l sueño, tal y como queda estructurado bajo la acción<br />
<strong>de</strong>l pensamiento normal, pue<strong>de</strong> ser comparada a aquellas enigmáticas inscripciones con las<br />
que el semanario humorístico Fliegen<strong>de</strong> Blaetter entretuvo durante tanto tiempo a sus<br />
lectores. Trátase <strong>de</strong> que una frase vulgar, chistosa o chocarrera dé la impresión <strong>de</strong> contener<br />
una inscripción latina. Con este fin se forma, utilizando las letras <strong>de</strong> que la frase se<br />
compone y alterando su reunión en sílabas, aunque no su primitivo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> sucesión, una<br />
nueva totalidad. Aquí y allá resultará constituida una verda<strong>de</strong>ra palabra latina, otras nos<br />
parecerán abreviaturas <strong>de</strong> términos <strong>de</strong> tal idioma, y, por último, en otros puntos <strong>de</strong> la<br />
inscripción nos <strong>de</strong>jaremos engañar por las apariencias y atribuiremos a lagunas <strong>de</strong> la misma<br />
falta <strong>de</strong> sentido <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus fragmentos, en <strong>los</strong> que no hallamos sino letras aisladas.<br />
Si no queremos caer en la trampa, habremos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sechar toda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que pueda tratarse <strong>de</strong><br />
una inscripción y atenernos tan sólo a las letras <strong>de</strong> que consta, formando con ellas palabras<br />
<strong>de</strong> nuestra lengua. De <strong>los</strong> cuatro factores <strong>de</strong> la elaboración onírica, el <strong>de</strong> la elaboración<br />
secundaria es el que más frecuentemente ha sido observado y estudiado por <strong>los</strong><br />
investigadores. H. Ellis <strong>de</strong>scribe con viva plasticidad su función («Introducción», página<br />
10): «Po<strong>de</strong>mos imaginar que las cosas suce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la forma siguiente. <strong>La</strong> conciencia <strong>de</strong>l<br />
reposo se dice: Ahí viene nuestra maestra, la conciencia <strong>de</strong> la vigilia que tanto valor da a la<br />
razón, la lógica, etc. ¡De prisa! ¡Vamos a cogerlo todo y a or<strong>de</strong>narlo como sea antes que<br />
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