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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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sueño sólo se conserva la conciencia y no la autoconciencia. Delboeuf confiesa no alcanzar<br />
a compren<strong>de</strong>r esta diferenciación.<br />
<strong>La</strong>s imágenes oníricas se enlazan incluso a revelársenos en el sueño más conforme a<br />
las mismas leyes asociativas que las representaciones, llegando claro y precisamente el<br />
origen <strong>de</strong> dichas leyes. Strümpell (pág. 10): «El sueño se <strong>de</strong>sarrolla, ora exclusivamente,<br />
como parece conforme a las leyes <strong>de</strong> las representaciones puras, ora conforme a las <strong>de</strong><br />
estímu<strong>los</strong> orgánicos, con tales representaciones; esto es, sin que la reflexión, la inteligencia,<br />
el gusto estético y el juicio ético intervengan para nada.» Los autores cuyas opiniones<br />
reproducimos aquí se representan la formación <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> aproximadamente en la forma<br />
que sigue: la suma <strong>de</strong> <strong>los</strong> estímu<strong>los</strong> sensoriales, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> las diversas fuentes antes<br />
estudiadas, y actuantes durante el reposo, <strong>de</strong>spierta ante todo en el alma un acervo <strong>de</strong><br />
representaciones, que se presentan en calidad <strong>de</strong> alucinaciones (o, según Wundt, como<br />
verda<strong>de</strong>ras ilusiones, dada su proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>los</strong> estímu<strong>los</strong>, externos e internos.) Estas<br />
representaciones se enlazan entre sí según las leyes <strong>de</strong> asociación que nos son conocidas, y<br />
evocan a su vez, conforme a las mismas reglas, una nueva serie <strong>de</strong> representaciones<br />
(imágenes). El material total es elaborado en lo posible por el resto, aún en actividad, <strong>de</strong> las<br />
capacida<strong>de</strong>s anímicas or<strong>de</strong>nadoras y pensadoras (cf. Wundt y Weygandt).<br />
Lo que no se ha conseguido <strong>de</strong>scubrir todavía son <strong>los</strong> motivos que <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n que la<br />
evocación <strong>de</strong> las imágenes no proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l exterior se realice conforme a estas o<br />
aquellas leyes asociativas. Se ha observado, sin embargo, repetidamente, que las<br />
asociaciones que enlazan a las representaciones oníricas entre sí son <strong>de</strong> una peculiarísima<br />
naturaleza y diferentes por completo <strong>de</strong> las que actúan en el pensamiento <strong>de</strong>spierto. Así,<br />
dice Volkelt (pág. 15): «<strong>La</strong>s representaciones se persiguen y se enlazan en el sueño<br />
conforme a analogías casuales y a conexiones apenas perceptibles. Todos <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> se<br />
hallan entrelazados por tales asociaciones, negligentes y lejanas.» Maury conce<strong>de</strong> máxima<br />
importancia a este carácter <strong>de</strong>l enlace <strong>de</strong> las representaciones, que le permite establecer una<br />
más íntima analogía entre la vida onírica y ciertas perturbaciones mentales. Reconoce dos<br />
caracteres principales <strong>de</strong>l délire: 1º. Une action spontanée et comme automatique <strong>de</strong> l'esprit.<br />
2º. Une asociation vicieuse et irrégulière d'idées (pág. 126). Este mismo autor nos refiere<br />
dos excelentes ejemp<strong>los</strong> <strong>de</strong> <strong>sueños</strong>, en <strong>los</strong> que el enlace <strong>de</strong> las representaciones oníricas fue<br />
<strong>de</strong>terminado exclusivamente por la similica<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las palabras. En uno <strong>de</strong> estos <strong>sueños</strong><br />
comenzó por empren<strong>de</strong>r una peregrinación (pélèrinage) a Jerusalén o a la Meca, y <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> un sinnúmero <strong>de</strong> aventuras llegó a casa <strong>de</strong>l químico Pelletier, el cual, al cabo <strong>de</strong> una<br />
larga conversación, le entregó una pala (pelle) <strong>de</strong> cinc, que en el fragmento onírico<br />
siguiente se convirtió en una gran espada <strong>de</strong> combate (pág. 137). Otra vez soñó que paseaba<br />
por una carretera, leía en <strong>los</strong> guardacantones las cifras indicadoras <strong>de</strong> <strong>los</strong> kilómetros y se<br />
<strong>de</strong>tenía <strong>de</strong>spués en una droguería, en la que un individuo colocaba pesas <strong>de</strong> kilo en una<br />
gran balanza con objeto <strong>de</strong> pesarle; luego el droguero se dirigía a él y le <strong>de</strong>cía: «No está<br />
usted en París, sino en la isla <strong>de</strong> Gilolo.» En el resto <strong>de</strong> este sueño vio la flor llamada<br />
lobelia y al general López, cuya muerte había leído recientemente en <strong>los</strong> periódicos. Por<br />
último, <strong>de</strong>spertó cuando comenzaba a jugar con otras personas en una partida <strong>de</strong> lotería .<br />
Como era <strong>de</strong> esperar, esta <strong>de</strong>sestimación <strong>de</strong> <strong>los</strong> rendimientos psíquicos <strong>de</strong>l sueño ha<br />
hallado también sus contradictores. Sin embargo, no parece fácil sostener la afirmación<br />
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