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La interpretación de los sueños

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SIGMUND FREUD<br />

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forma aparente <strong>de</strong> este sueño nos muestra dos caracteres casi in<strong>de</strong>pendientes entre sí. El<br />

primero es la representación en forma <strong>de</strong> situación presente, omitiendo el «quizá». El otro<br />

es la transformación <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a en imágenes visuales y en palabras.<br />

<strong>La</strong> transformación que las i<strong>de</strong>as latentes experimentan por el hecho <strong>de</strong> quedar<br />

representado en presente lo que ellas expresan en futuro no resulta quizá muy evi<strong>de</strong>nte en<br />

este sueño, circunstancia que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l particular papel, realmente accesorio, que en él<br />

<strong>de</strong>sempeña la realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos. Tomemos otro sueño en el que el <strong>de</strong>seo onírico no se<br />

distinga <strong>de</strong> la continuación durante el reposo <strong>de</strong> <strong>los</strong> pensamientos <strong>de</strong> la vigilia; por ejemplo,<br />

el sueño <strong>de</strong> la inyección <strong>de</strong> Irma. En este sueño la i<strong>de</strong>a latente que alcanza una<br />

representación aparece en optativo: «¡Ojalá fuese Otto el culpable <strong>de</strong> la enfermedad <strong>de</strong><br />

Irma!» El sueño reprime el optativo y lo sustituye por un simple presente: «Sí; Otto tiene la<br />

culpa <strong>de</strong> la enfermedad <strong>de</strong> Irma.» Es ésta, pues, la primera <strong>de</strong> las transformaciones que todo<br />

sueño, incluso aquel<strong>los</strong> que aparecen libres <strong>de</strong> <strong>de</strong>formación, lleva a cabo con las i<strong>de</strong>as<br />

latentes. Pero esta primera singularidad <strong>de</strong>l sueño no habrá <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenernos mucho y nos<br />

bastará recordar la existencia <strong>de</strong> fantasías conscientes y <strong>de</strong> <strong>sueños</strong> diurnos que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l<br />

mismo modo con su contenido <strong>de</strong> representaciones. Cuando Mr. Joyeuse, el célebre<br />

personaje <strong>de</strong> Dau<strong>de</strong>t, vaga sin ocupación alguna a través <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong> París para hacer<br />

creer a sus hijas que tiene un <strong>de</strong>stino y se halla <strong>de</strong>sempeñándolo, sueña con <strong>los</strong><br />

acontencimientos que podrían proporcionarle un protector y una colocación y se <strong>los</strong><br />

imagina en presente. El fenómeno onírico utiliza, por tanto, el presente en la misma forma y<br />

con el mismo <strong>de</strong>recho que el sueño diurno. El presente es el tiempo en que el <strong>de</strong>seo es<br />

representado como realizado.<br />

El segundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> caracteres antes mencionados es, en cambio, peculiar al sueño y<br />

lo diferencia <strong>de</strong> la ensoñación diurna. Este carácter es el <strong>de</strong> que el contenido <strong>de</strong><br />

representaciones no es pensado, sino que queda transformado en imágenes sensoriales a las<br />

que prestamos fe y que creemos vivir. Advertiremos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que no todos <strong>los</strong> <strong>sueños</strong><br />

presentan esta transformación <strong>de</strong> representaciones en imágenes sensoriales. Hay algunos<br />

que no se componen sino <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, no obstante lo cual nos es imposible discutirles el<br />

carácter <strong>de</strong> <strong>sueños</strong>. Mi sueño «autodidasker la fantasía diurna con el profesor N.» es uno <strong>de</strong><br />

éstos, en <strong>los</strong> que apenas intervienen elementos sensoriales, como si hubiéramos pensado su<br />

contenido durante la vigilia. Asimismo hay en todo sueño algo externo, elementos que no<br />

han quedado transformados en imágenes sensoriales y que son simplemente pensados o<br />

sabidos <strong>de</strong>l mismo modo que en la vigilia. Recor<strong>de</strong>mos, a<strong>de</strong>más, que tal transformación <strong>de</strong><br />

representaciones en imágenes sensoriales no es exclusiva <strong>de</strong>l sueño, sino que aparece<br />

también en la alucinación, esto es, en aquellas visiones que constituyen un síntoma <strong>de</strong> la<br />

psiconeurosis o surgen in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> todo estado patológico. <strong>La</strong> relación que aquí<br />

investigamos no es pues, exclusiva <strong>de</strong>l sueño, pero constituye <strong>de</strong> todos modos su carácter<br />

más notable. Su comprensión exige que ampliemos nuestras especulaciones.<br />

Entre todas las observaciones que sobre la teoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> nos ofrecen las obras<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> autores ajenos al psicoanálisis hallamos una muy digna <strong>de</strong> atención. En su obra<br />

Psicofísica (tomo II, pág. 526) influye el gran G. Th. Fechner la hipótesis <strong>de</strong> que la escena<br />

en la que <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> se <strong>de</strong>sarrollan es distinta <strong>de</strong> aquella en la que se <strong>de</strong>senvuelve la vida <strong>de</strong><br />

representación <strong>de</strong>spierta, y aña<strong>de</strong> que sólo esta hipótesis pue<strong>de</strong> hacernos compren<strong>de</strong>r las<br />

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