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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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Goethe ha atacado a un hombre actualmente joven, lo cual es absurdo, mientras que a<br />
cualquier joven literato actual le es posible criticar duramente al inmortal escritor. En el<br />
sueño calculo tomando como punto <strong>de</strong> partida el año <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Goethe, mientras que<br />
en mi visita al paralítico le hice calcular partiendo <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> su nacimiento.<br />
He prometido anteriormente <strong>de</strong>mostrar que ningún sueño es animado sino por<br />
sentimientos egoístas. Voy, pues, a justificar el que en este caso haga mío el pleito <strong>de</strong> mi<br />
amigo, sustituyéndome a él. El convencimiento crítico <strong>de</strong> mi pensamiento <strong>de</strong>spierto no<br />
basta para justificar tal sustitución. Pero la historia <strong>de</strong>l infeliz enfermo <strong>de</strong> dieciocho años y<br />
la diferente <strong>interpretación</strong> <strong>de</strong> sus exclamaciones -«¡Naturaleza! ¡Naturaleza!»- alu<strong>de</strong> a la<br />
oposición en la que mi aserto <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> una etiología sexual <strong>de</strong> las psiconeurosis<br />
me ha colocado con respecto a la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> médicos. Puedo, en efecto, <strong>de</strong>cirme:<br />
«También contra ti se han dirigido y continuarán dirigiéndose duras críticas como las que<br />
han acogido el libro <strong>de</strong> tu amigo.» De este modo puedo yo sustituir en las i<strong>de</strong>as latentes la<br />
tercera persona singular por la primera plural y <strong>de</strong>cir «nosotros» en lugar <strong>de</strong> «él». «Sí,<br />
tenéis razón; somos dos locos.» <strong>La</strong> mención <strong>de</strong>l breve ensayo <strong>de</strong> Goethe titulado Naturaleza<br />
-tan extraordinariamente bello- me advierte que mea res agitur, pues su lectura en una<br />
conferencia <strong>de</strong> educación popular fue lo que me <strong>de</strong>cidió a empren<strong>de</strong>r el estudio <strong>de</strong> las<br />
ciencias naturales.<br />
VI. No he cumplido aún la promesa hecha en páginas anteriores <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar el<br />
carácter puramente egoísta <strong>de</strong> otro sueño en el que no toma parte mi yo. Al mencionar un<br />
breve sueño en el que el profesor M. me <strong>de</strong>cía: «Mi hijo, el miope...» (cap. 67 apart. f, 3),<br />
indiqué que se trataba <strong>de</strong> un sueño preliminar, seguido <strong>de</strong> otro principal en el que<br />
<strong>de</strong>sempeñaba yo un papel. He aquí dicho sueño principal, que nos plantea la aclaración <strong>de</strong><br />
un producto verbal ininteligible: «A causa <strong>de</strong> ciertos acontecimientos <strong>de</strong> que ha sido teatro<br />
la ciudad <strong>de</strong> Roma se ha hecho necesario poner en salvo a <strong>los</strong> niños. <strong>La</strong> escena se <strong>de</strong>sarrolla<br />
luego ante una doble puerta monumental <strong>de</strong> estilo antiguo. (En el mismo sueño sé que se<br />
trata <strong>de</strong> la Porta romana <strong>de</strong> Siena.) Me veo sentado al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> una fuente, muy triste y casi<br />
lloroso. Una figura femenina una camarera o una monja trae a <strong>los</strong> dos niños y se <strong>los</strong> entrega<br />
a su padre, que no soy yo. El <strong>de</strong> más edad es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, mi hijo mayor. No me es posible<br />
ver el rostro <strong>de</strong>l otro. <strong>La</strong> mujer que <strong>los</strong> ha traído pi<strong>de</strong> al primero un beso <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida; pero<br />
el niño se lo niega y dice, tendiéndole la mano: Auf Geseres. Y, luego, a nosotros dos (o a<br />
uno <strong>de</strong> nosotros): Auf Ungeseres. Tengo i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que esto último significa una preferencia.»<br />
Este sueño se halla edificado sobre una multitud <strong>de</strong> pensamientos que me sugirió la<br />
representación <strong>de</strong> una obra teatral titulada <strong>La</strong> nueva ju<strong>de</strong>ría.<br />
Entre las i<strong>de</strong>as latentes resulta fácil <strong>de</strong>scubrir toda una serie referente al problema<br />
judío, a las preocupaciones que nos inspira el porvenir <strong>de</strong> nuestros hijos, carentes <strong>de</strong> una<br />
patria propia, y al cuidado <strong>de</strong> darles una educación que <strong>los</strong> haga in<strong>de</strong>pendientes. «Junto a<br />
<strong>los</strong> ríos <strong>de</strong> Babilonia, allí nos sentábamos y aun llorábamos.» Siena es famosa, como Roma,<br />
por sus bellas fuentes. En el sueño tengo que componer con fragmentos <strong>de</strong> lugares<br />
conocidos una sustitución <strong>de</strong> Roma. Cerca <strong>de</strong> la Porta romana <strong>de</strong> Siena vimos un gran<br />
edificio, muy iluminado, que nos dijeron era el manicomio. Poco antes <strong>de</strong>l sueño oí <strong>de</strong>cir<br />
que un correligionario mío había tenido que abandonar su puesto en un manicomio <strong>de</strong>l<br />
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