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La interpretación de los sueños

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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />

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<strong>de</strong>spreciable, que unida a lo <strong>de</strong>venido interesante durante el reposo -<strong>los</strong> estímu<strong>los</strong> actuales<br />

durante el mismo-, habría <strong>de</strong> bastar para explicar el origen <strong>de</strong> todas las imágenes oníricas.<br />

Pero también hemos hallado una opinión contraria: la <strong>de</strong> que el sueño aparta al hombre <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> intereses <strong>de</strong>l día y que, por lo general, sólo soñamos con nuestras más intensas<br />

impresiones diurnas cuando las mismas han perdido ya para la vida <strong>de</strong>spierta el atractivo <strong>de</strong><br />

la actualidad. Resulta, pues, que conforme vamos penetrando en el análisis <strong>de</strong> la vida<br />

onírica, se nos va imponiendo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que sería equivocado establecer reglas <strong>de</strong> carácter<br />

general.<br />

Si la etiología <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> quedase totalmente esclarecida por la actuación <strong>de</strong>l<br />

interés <strong>de</strong>spierto y la <strong>de</strong> <strong>los</strong> estímu<strong>los</strong> externos e internos sobrevenidos durante el reposo,<br />

nos hallaríamos en situación <strong>de</strong> dar cuenta satisfactoria <strong>de</strong> la proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> todos <strong>los</strong><br />

elementos <strong>de</strong> un sueño, habríamos conseguido resolver el enigma <strong>de</strong> las fuentes oníricas y<br />

no nos quedaría ya más labor que la <strong>de</strong> <strong>de</strong>limitar en cada caso la participación <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

estímu<strong>los</strong> oníricos psíquicos y somáticos. Mas esta total solución <strong>de</strong> un sueño no ha sido<br />

nunca conseguida, y todos aquel<strong>los</strong> que han intentado interpretar alguno han podido<br />

comprobar cómo en todo análisis les quedaban elementos <strong>de</strong>l sueño -casi siempre en<br />

número consi<strong>de</strong>rable- sobre cuyo origen les era imposible dar ninguna indicación. Los<br />

intereses diurnos no presentan, pues, como fuente onírica psíquica, todo el alcance que nos<br />

hacía esperar la afirmación <strong>de</strong> que cada uno <strong>de</strong> nosotros continúa en el sueño aquello que le<br />

ocupa en la vigilia.<br />

Siendo éstas todas las fuentes oníricas conocidas, advertimos en todas las<br />

explicaciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> contenidas en la literatura científica -exceptuando quizá la <strong>de</strong><br />

Scherner, que más a<strong>de</strong>lante citaremos- se observa una extensa laguna en lo referente a la<br />

<strong>de</strong>rivación <strong>de</strong>l material <strong>de</strong> imágenes <strong>de</strong> representación más característico para el sueño. En<br />

esta perplejidad muestran casi todos <strong>los</strong> autores una ten<strong>de</strong>ncia a reducir cuanto les es<br />

posible la participación psíquica en la génesis <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong>. Como clasificación principal<br />

distinguen ciertamente, entre <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> estímulo nervioso y <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> asociación, fijando la<br />

reproducción como fuente exclusiva <strong>de</strong> estos últimos (Wundt, pág. 365), pero no logran<br />

libertarse <strong>de</strong> la duda «<strong>de</strong> si pue<strong>de</strong>n o no surgir sin un estímulo físico impulsor» (Volkelt,<br />

pág. 127). Tampoco resulta posible establecer una característica fija <strong>de</strong>l sueño <strong>de</strong><br />

asociación: «En <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> asociación propiamente dichos no pue<strong>de</strong> ya hablarse <strong>de</strong> un<br />

tal nódulo firme, pues su centro se halla también constituido por una agrupación inconexa.<br />

<strong>La</strong> vida <strong>de</strong> representación, libertada ya, fuera <strong>de</strong> esto, <strong>de</strong> toda razón e inteligencia, no es<br />

contenida aquí tampoco por aquellas excitaciones somáticas y psíquicas llenas <strong>de</strong> peso, y<br />

queda <strong>de</strong> este modo abandonada a su propia arbitraria actividad y a su caprichosa<br />

confusión» (Volkelt, página 118). Wundt intenta <strong>de</strong>spués minorar la participación psíquica<br />

<strong>de</strong> la génesis <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> al manifestar «que <strong>los</strong> fantasmas oníricos son consi<strong>de</strong>rados,<br />

quizá erróneamente, como puras alucinaciones. Probablemente, la mayoría <strong>de</strong> las<br />

representaciones oníricas son, en realidad, ilusiones emanadas <strong>de</strong> las leves impresiones<br />

sensoriales que no se extinguen nunca durante el reposo». Weygandt hace suya esta opinión<br />

y la generaliza, afirmando, con respecto a todas las representaciones oníricas, que la causa<br />

inmediata <strong>de</strong> las mismas se halla constituida «por estímu<strong>los</strong> sensoriales a <strong>los</strong> que sólo<br />

<strong>de</strong>spués se enlazan asociaciones reproductoras».<br />

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