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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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Capítulo III: El sueño es una realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos<br />
Cuando por una angosta garganta <strong>de</strong>sembocamos <strong>de</strong> repente en una altura <strong>de</strong> la que<br />
parten diversos caminos y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que se nos ofrece un variado panorama en distintas<br />
direcciones, habremos <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenernos un momento y meditar hacia dón<strong>de</strong> <strong>de</strong>bemos volver<br />
primero nuestros ojos. Análogamente nos suce<strong>de</strong> ahora, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> llevar a término la<br />
primera <strong>interpretación</strong> onírica. Nos hallamos envueltos en la luminosidad <strong>de</strong> un súbito<br />
<strong>de</strong>scubrimiento: el sueño no es comparable a <strong>los</strong> sonidos irregulares producidos por un<br />
instrumento musical bajo el ciego impulso <strong>de</strong> una fuerza exterior y no bajo la mano <strong>de</strong>l<br />
músico. No es <strong>de</strong>satinado, ni absurdo, ni presupone que una parte <strong>de</strong> nuestro acervo <strong>de</strong><br />
representaciones duerme, en tanto que otra comienza a <strong>de</strong>spertar. Es un acabado fenómeno<br />
psíquico, y precisamente una realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos; <strong>de</strong>be ser incluido en el conjunto <strong>de</strong><br />
actos comprensibles <strong>de</strong> nuestra vida <strong>de</strong>spierta y constituye el resultado <strong>de</strong> una actividad<br />
intelectual altamente complicada. Pero en el mismo instante en que comenzamos a<br />
regocijarnos <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>scubrimiento nos vemos agobiados por un cúmulo <strong>de</strong><br />
interrogaciones. Si, como la <strong>interpretación</strong> onírica lo <strong>de</strong>muestra, nos presenta el sueño un<br />
<strong>de</strong>seo cumplido, ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> proce<strong>de</strong> la forma singular y <strong>de</strong>sorientadora en la que tal<br />
realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos queda expresada?<br />
¿Qué transformación han sufrido las i<strong>de</strong>as oníricas hasta constituir el sueño<br />
manifiesto, tal y como al <strong>de</strong>spertar lo recordamos? ¿En qué forma y por qué caminos se ha<br />
llevado a cabo esta transformación? ¿De dón<strong>de</strong> proce<strong>de</strong> el material cuya elaboración ha<br />
dado cuerpo al sueño? ¿Cuál es el origen <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> las peculiarida<strong>de</strong>s que hemos podido<br />
observar en las i<strong>de</strong>as oníricas; por ejemplo, la <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong>n contra<strong>de</strong>cirse unas a otras?<br />
(Véase la historia <strong>de</strong>l cal<strong>de</strong>ro, a finales <strong>de</strong>l capítulo anterior.) ¿Pue<strong>de</strong> el sueño revelarnos<br />
algo sobre nuestros procesos psíquicos internos, y pue<strong>de</strong> su contenido rectificar opiniones<br />
que durante el día mantenemos? Creo conveniente prescindir por el momento <strong>de</strong> todas estas<br />
interrogaciones y seguir un único camino. Nuestro primer análisis nos ha revelado que el<br />
sueño nos presenta el cumplimiento <strong>de</strong> un <strong>de</strong>seo, y ante todo habremos <strong>de</strong> investigar si es<br />
éste un carácter general <strong>de</strong>l fenómeno onírico o, por el contrario, única y casualmente <strong>de</strong>l<br />
contenido <strong>de</strong>l sueño con el que hemos iniciado nuestra labor analítica (el <strong>de</strong> la inyección <strong>de</strong><br />
Irma); pues aun sosteniendo que todo sueño posee un sentido y un valor psíquico, no<br />
po<strong>de</strong>mos negar a priori la posibilidad <strong>de</strong> que tal sentido no sea el mismo en todos <strong>los</strong><br />
<strong>sueños</strong>. El primero que analizamos era una realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos; otro podrá, quizá,<br />
presentarse como la realización <strong>de</strong> un temor; el contenido <strong>de</strong> un tercero pudiera ser una<br />
reflexión, y otros, por último, limitarse sencillamente a reproducir un recuerdo. Nuestra<br />
labor se dirigirá, pues, en primer lugar, a averiguar si existen o no <strong>sueños</strong> distintos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
realizados <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos.<br />
Fácilmente pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarse que <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> evi<strong>de</strong>ncian frecuentemente, sin disfraz<br />
alguno, el carácter <strong>de</strong> realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos, hasta el punto <strong>de</strong> que nos asombra cómo el<br />
lenguaje onírico no ha encontrado comprensión hace ya mucho tiempo. Hay, por ejemplo,<br />
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