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La interpretación de los sueños

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SIGMUND FREUD<br />

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Naturalmente, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducirse <strong>de</strong> esta teoría <strong>de</strong> la vida onírica una función <strong>de</strong>l<br />

sueño. Obra, pues, Binz con toda consecuencia cuando fija la situación e importancia <strong>de</strong>l<br />

fenómeno onírico en <strong>los</strong> siguientes términos (pág. 357): «Todos <strong>los</strong> hechos tien<strong>de</strong>n, como<br />

vemos, a caracterizar el sueño como un proceso somático, inútil en todo caso, y hasta<br />

patológico en muchos...» El término «somático», referido al sueño y subrayado por el autor<br />

mismo nos revela la posición <strong>de</strong> Binz con respecto a varios <strong>de</strong> <strong>los</strong> problemas oníricos, y en<br />

primer lugar a la etiología <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong>, <strong>de</strong> la que Binz se ocupó especialmente al<br />

investigar la génesis experimental <strong>de</strong> <strong>sueños</strong> por absorción <strong>de</strong> materias tóxicas. Sobre este<br />

problema etiológico coinci<strong>de</strong>n todas las teorías que integran el presente grupo en la<br />

ten<strong>de</strong>ncia a excluir en lo posible estímu<strong>los</strong> distintos <strong>de</strong> <strong>los</strong> somáticos, su forma más<br />

extrema sería aproximadamente la que sigue: Conseguido el reposo por la supresión <strong>de</strong><br />

todo estímulo, no tendríamos necesidad ni ocasión <strong>de</strong> soñar hasta que en las primeras horas<br />

<strong>de</strong> la mañana pudiera reflejarse en un sueño el paulatino <strong>de</strong>spertar provocado por la<br />

aparición <strong>de</strong> nuevos estímu<strong>los</strong>. Pero suce<strong>de</strong> que nunca conseguimos mantener nuestro<br />

reposo libre <strong>de</strong> todo estímulo, pues análogamente a <strong>los</strong> gérmenes <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> cuya<br />

inagotable emergencia se lamentaba Mefistófeles, llegan sin interrupción hasta el sujeto<br />

estímu<strong>los</strong> <strong>de</strong> las más diversas proce<strong>de</strong>ncias, externos, internos y hasta <strong>de</strong> aquellas regiones<br />

<strong>de</strong> su cuerpo a las que nunca ha prestado la menor atención. De este estímulo queda el<br />

reposo perturbado, y el alma, sacada ora en un punto, ora en otro, <strong>de</strong> su letargo, funciona un<br />

momento con la parte <strong>de</strong>spertada, para volver luego al reposo. Resulta, pues, que el sueño<br />

es la reacción -totalmente superflua- a la perturbación <strong>de</strong>l reposo ocasionada por el<br />

estímulo.<br />

Mas al <strong>de</strong>signar el sueño -que <strong>de</strong> todas maneras continúa siendo un rendimiento <strong>de</strong>l<br />

órgano anímico- como un proceso somático, posee aún otro sentido diferente. Se trata <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>spojarle <strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong> proceso psíquico. <strong>La</strong> comparación, muy antigua y empleada,<br />

<strong>de</strong>l sueño con «<strong>los</strong> sonidos que <strong>los</strong> diez <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> un individuo totalmente profano en<br />

música producirían en un piano, recorriendo al azar el teclado», constituye quizá la<br />

<strong>de</strong>scripción mas exacta <strong>de</strong> la apreciación que en la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> casos ha hallado el<br />

rendimiento onírico en <strong>los</strong> representantes <strong>de</strong> las ciencias exactas. En esta concepción se<br />

convierte el sueño en algo totalmente ininterpretable, pues no es posible que recorriendo al<br />

azar el teclado improvise el profano en música composición alguna. Contra esta teoría <strong>de</strong> la<br />

vigilia parcial se han elevado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un principio numerosas objeciones. Así, Burdach<br />

escribía en 1830: «Con la afirmación <strong>de</strong> que el sueño es una vigilia parcial no se explican,<br />

en primer lugar, ni el reposo ni la vigilia, y en segundo, no se dice sino que algunas fuerzas<br />

<strong>de</strong>l alma actúan en el sueño mientras otras reposan. Pero esta <strong>de</strong>sigualdad tiene efecto<br />

durante la vida...» (pág. 483).<br />

En la teoría dominante, que ve en el sueño un proceso «somático», se apoya una<br />

muy interesante concepción <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong>, <strong>de</strong>sarrollada por Robert en 1866 y que posee el<br />

atractivo <strong>de</strong> atribuir al fenómeno onírico una función y un resultado útil. Toma este autor<br />

como base <strong>de</strong> su teoría dos hechos comprobados, <strong>de</strong> <strong>los</strong> que ya tratamos al ocuparnos <strong>de</strong>l<br />

material onírico: la frecuencia con que en nuestros <strong>sueños</strong> se incluyen las impresiones<br />

diurnas más secundarias y lo raramente que soñamos con lo que más nos ha interesado en<br />

nuestra vida diurna. Robert afirma categóricamente: «Aquellas cosas que hemos pensado<br />

con <strong>de</strong>tenimiento y hasta asimilarlas, no se constituyen jamás en estímu<strong>los</strong> oníricos, sino<br />

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