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SIGMUND FREUD<br />
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sobresalto. El análisis <strong>de</strong>muestra que el señor P. es un sustituto <strong>de</strong> mi propio yo (en el<br />
sueño soy yo su sustituto). Así, pues, soy yo el gobernador que muere <strong>de</strong> repente. <strong>La</strong>s i<strong>de</strong>as<br />
latentes tratan <strong>de</strong>l porvenir <strong>de</strong> <strong>los</strong> míos si yo muriera <strong>de</strong> un modo prematuro -siendo éste el<br />
único pensamiento doloroso que en el<strong>los</strong> aparece-. El sobresalto concomitante en el sueño a<br />
la aparición <strong>de</strong>l buque <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong>be ser separado <strong>de</strong> esta representación y unido a la i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> mi muerte prematura. Inversamente, muestra el análisis que la región <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as<br />
latentes <strong>de</strong> la que ha sido tomado el buque <strong>de</strong> guerra entraña las más serenas<br />
reminiscencias. Hallándonos en Venecia, un año antes <strong>de</strong> este sueño, supimos que se<br />
hallaba anunciada la visita <strong>de</strong> la escuadra inglesa y se preparaban gran<strong>de</strong>s festejos para<br />
recibirla. Asomados a la ventana <strong>de</strong> nuestro cuarto en la Riva Schiavoni, esperamos mi<br />
mujer y yo la aparición <strong>de</strong> <strong>los</strong> navíos. Hacía una hermosísima tar<strong>de</strong>, pero las azules aguas<br />
<strong>de</strong> la laguna se mostraban más agitadas que <strong>de</strong> costumbre. De repente gritó mi mujer con<br />
infantil regocijo: ¡Ahí viene el barco <strong>de</strong> guerra inglés! Esta misma frase, privada <strong>de</strong> su<br />
último elemento, es la que me sobresalta en mi sueño. Vemos <strong>de</strong> nuevo que las frases oídas<br />
o pronunciadas en <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> proce<strong>de</strong>n siempre <strong>de</strong> la realidad. Más a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>mostraré que<br />
tampoco el elemento «inglés» ha quedado inempleado por la elaboración onírica. Al pasar<br />
<strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as latentes al contenido manifiesto transformo, pues, la alegría en sobresalto, con<br />
lo cual procuro expresión a un fragmento <strong>de</strong>l contenido latente. Nos <strong>de</strong>muestra este ejemplo<br />
que la elaboración onírica pue<strong>de</strong> separar el estímulo afectivo <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> elementos a <strong>los</strong><br />
que se halla enlazado, e incluirlo en cualquier otro lugar <strong>de</strong>l contenido manifiesto.<br />
Aprovecharé aquí la ocasión que accesoriamente se me ofrece <strong>de</strong> someter a un<br />
<strong>de</strong>tallado análisis un elemento -el barco <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno- cuya aparición en el sueño cierra<br />
<strong>de</strong>satinadamente una situación racional. Parando mayor atención en dicho elemento,<br />
recuerdo que el «barco <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno» era negro y que la forma en que se hallaba cortado en<br />
su parte más ancha le hacía presentar por este extremo una amplia semejanza con un objeto<br />
que nos había llamado la atención en <strong>los</strong> museos <strong>de</strong> antigüeda<strong>de</strong>s etruscas: una ban<strong>de</strong>ja<br />
rectangular <strong>de</strong> barro negro, con dos asas, y sobre ella, objetos parecidos a tazas <strong>de</strong> té o <strong>de</strong><br />
café. En conjunto semejaba uno <strong>de</strong> nuestros mo<strong>de</strong>rnos servicios para el <strong>de</strong>sayuno. Según se<br />
nos explicó, se trataba <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> tocador (toilette) <strong>de</strong> las damas etruscas, y las tacitas<br />
estaban <strong>de</strong>stinadas a contener <strong>los</strong> afeites y <strong>los</strong> polvos. Bromeando, nos dijimos que no<br />
estaría mal llevar a nuestra huéspeda tal objeto como recuerdo nuestro. Así, pues, el objeto<br />
que <strong>de</strong>l sueño nos muestra significa vestido negro (toilettes = tocador y vestido), o sea luto,<br />
y alu<strong>de</strong> directamente a un fallecimiento. Por su otro extremo recuerda la canoa en que las<br />
tribus primitivas colocaban <strong>los</strong> cadáveres, abandonándo<strong>los</strong> en el mar. A esta circunstancia<br />
se enlaza el retorno <strong>de</strong> <strong>los</strong> barcos en mi sueño:<br />
Serenamente, en el bote salvado,<br />
entra en el puerto el anciano. (Schiller.)<br />
Es el retorno <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l naufragio (Schiffbruch), pues el «barco <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno» se<br />
muestra roto (abgbrochen) por la mitad (brechen-roper; Bruch=rotura; Schiff<br />
bruch=naufragio). Pero ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> proce<strong>de</strong> el nombre <strong>de</strong> «barco <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno»? Aquí es<br />
don<strong>de</strong> interviene el elemento inglés, que antes vimos sobraba. En efecto, a la palabra<br />
alemana Fruehstueck (<strong>de</strong>sayuno) correspon<strong>de</strong> la inglesa breakfast, que equivale<br />
literalmente a romper el ayuno (<strong>de</strong>sayunar). El romper (brechen) pertenece <strong>de</strong> nuevo al<br />
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