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SIGMUND FREUD<br />
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cuidados que el mal aspecto <strong>de</strong> mi amigo me había inspirado en la vigilia. Pero una tal<br />
<strong>interpretación</strong> contradiría <strong>los</strong> principios <strong>de</strong> que el sueño es una realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos y<br />
accesible tan sólo a sentimientos egoístas. A<strong>de</strong>más, habríamos <strong>de</strong> invitar a sus partidarios a<br />
explicarnos por qué la enfermedad que temo aqueje a mi amigo es precisamente el bocio<br />
exolftálmico, diagnóstico para el que no ofrece su aspecto real el más pequeño punto <strong>de</strong><br />
apoyo.<br />
En cambio, mi análisis me proporciona el material siguiente, <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> un suceso<br />
acaecido seis años antes. Varios amigos, entre el<strong>los</strong> el profesor R., atravesábamos en<br />
carruaje el bosque <strong>de</strong> N., distante algunas horas <strong>de</strong> nuestra resi<strong>de</strong>ncia veraniega. Era ya<br />
noche cerrada, y el cochero, que había abusado <strong>de</strong> la bebida, nos hizo volcar en una<br />
pendiente, sin grave daño para nuestras personas, pero obligándonos a pernoctar en una<br />
vecina hostería, don<strong>de</strong> la noticia <strong>de</strong>l acci<strong>de</strong>nte nos atrajo el interés <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>más viajeros.<br />
Un caballero, que mostraba algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos característicos <strong>de</strong>l morbus Basedowi -tez<br />
oscura y ojos saltones, como Otto en mi sueño-, se puso por completo a nuestra disposición,<br />
preguntándonos en qué podía sernos útil. El profesor R., con su acostumbrada sequedad, le<br />
respondió: «Por mí, lo único que pue<strong>de</strong> usted hacer es prestarme una camisa <strong>de</strong> dormir.»<br />
Pero la generosidad <strong>de</strong>l amable auxiliador no <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> llegar a tanto, pues alegando que no<br />
le era posible acce<strong>de</strong>r a la petición <strong>de</strong>l profesor, se alejó <strong>de</strong> nuestro lado.<br />
En la continuación <strong>de</strong>l análisis se me ocurre (aunque sin gran<strong>de</strong>s segurida<strong>de</strong>s sobre<br />
la exactitud <strong>de</strong> tal conocimiento) que Basedow no es sólo el nombre <strong>de</strong> un médico, sino<br />
también el <strong>de</strong> un famoso pedagogo. Mi amigo Otto es la persona a quien he rogado que, en<br />
caso <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>rme alguna <strong>de</strong>sgracia, vele por la educación física <strong>de</strong> mis hijos,<br />
especialmente durante la pubertad (<strong>de</strong> aquí la camisa <strong>de</strong> dormir). Atribuyéndole luego, en el<br />
sueño, <strong>los</strong> síntomas patológicos <strong>de</strong> nuestro generoso auxiliador, es como si quisiera <strong>de</strong>cir:<br />
«Si me suce<strong>de</strong> algo, le tendrán tan sin cuidado mis hijos como nosotros en aquella ocasión<br />
al barón <strong>de</strong> L., no obstante sus amables ofrecimientos.» Pero el nódulo egoísta <strong>de</strong> este<br />
sueño tenía que quedar encubierto <strong>de</strong> alguna manera . Mas ¿dón<strong>de</strong> se halla aquí la<br />
realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos? Des<strong>de</strong> luego no en la venganza contra mi amigo Otto, cuyo <strong>de</strong>stino<br />
es, por lo visto, que yo le maltrate en mis <strong>sueños</strong>, sino en la siguiente relación:<br />
representando a Otto en mi sueño por la persona <strong>de</strong>l barón <strong>de</strong> L., he i<strong>de</strong>ntificado mi propia<br />
persona con la <strong>de</strong> otro; esto es, con la <strong>de</strong>l profesor R., pues <strong>de</strong>mando algo <strong>de</strong> Otto, como el<br />
profesor <strong>de</strong>l barón, en aquella circunstancia. El profesor R. ha seguido, como yo,<br />
in<strong>de</strong>pendientemente su camino, y sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> largos años ha alcanzado un título que<br />
merecía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mucho antes. Así, pues, <strong>de</strong>seo nuevamente, en este sueño, el título <strong>de</strong><br />
profesor. Incluso este «<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> largos años» es una realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos, pues indica<br />
que vivo lo suficiente para guiar a mis hijos a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> escol<strong>los</strong> <strong>de</strong> la pubertad.<br />
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