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La interpretación de los sueños

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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />

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sus <strong>sueños</strong> un amplísimo material <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as sexuales, cuya revelación la sorprendió y<br />

atemorizó al principio. No siéndome posible comunicar el análisis completo, parece el<br />

material onírico dividirse en varios grupos sin conexión visible. «Recuerda que tiene<br />

encerrados en una caja dos coleópteros (Maikaefer) a <strong>los</strong> que habrá <strong>de</strong> dar libertad si no<br />

quiere que se ahoguen. Al abrir la caja ve que <strong>los</strong> dos insectos se hallan muy <strong>de</strong>primidos.<br />

Por fin, vuela uno a través <strong>de</strong> la ventana abierta; pero el otro queda machacado contra una<br />

<strong>de</strong> las hojas <strong>de</strong> la misma al cerrarla ella, obe<strong>de</strong>ciendo a la indicación que alguien le hace en<br />

tal sentido (manifestaciones <strong>de</strong> repugnancia).» Análisis: Su marido se halla <strong>de</strong> viaje. Junto a<br />

ella, en el lecho conyugal, duerme su hija, muchacha <strong>de</strong> catorce años. Esta última le<br />

advirtió, al acostarse, que había caído una polilla en el vaso <strong>de</strong> agua; pero ella no se<br />

preocupó <strong>de</strong> sacarla, y al verla por la mañana lamenta la muerte <strong>de</strong>l pobre animalito. En un<br />

libro que leyó por la noche se cuenta cómo unos niños arrojan un gato en un cal<strong>de</strong>ro <strong>de</strong><br />

agua hirviendo y se <strong>de</strong>scriben las convulsiones <strong>de</strong> la infeliz víctima. Estas son las dos<br />

impresiones, indiferentes en sí, que motivan el sueño. A continuación pasa al tema <strong>de</strong> la<br />

crueldad para con <strong>los</strong> animales. Su hija mostró en alto grado este <strong>de</strong>fecto durante un verano<br />

que pasaron en el campo. Se <strong>de</strong>dicó a formar una colección <strong>de</strong> mariposas y le pidió<br />

arsénico para matarlas. Una mariposa <strong>de</strong> gran tamaño se le escapó un día <strong>de</strong> las manos y<br />

revoloteó largo rato por la habitación con el cuerpo traspasado por un alfiler. Otra vez se le<br />

murieron <strong>de</strong> hambre unos gusanos que guardaba para observar cómo iban formando el<br />

capullo. Esta misma niña solía entretenerse, en años aún más tiernos, arrancando a <strong>los</strong><br />

coleópteros y a las mariposas las alas y las patas. Afortunadamente se ha corregido ya <strong>de</strong><br />

estas ten<strong>de</strong>ncias crueles y hoy se horrorizaría <strong>de</strong> tales actos.<br />

Esta contraposición entre <strong>los</strong> crueles sentimientos anteriores <strong>de</strong> su hija y la actual<br />

bondad <strong>de</strong> la misma ocupa largo rato su pensamiento y le recuerda otra, la que suele existir<br />

entre el aspecto exterior <strong>de</strong> las personas y su condición moral. Así, el aristócrata que seduce<br />

y abandona a una infeliz muchacha y el obrero <strong>de</strong> nobles y elevados pensamientos. El<br />

carácter <strong>de</strong> una persona no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducirse <strong>de</strong> su aspecto exterior. ¿Quién podría conocer<br />

por su aspecto <strong>los</strong> <strong>de</strong>seos sexuales que a ella la atormentaban? En la misma época durante<br />

la cual se <strong>de</strong>dicaba su hija a coleccionar mariposas se halla toda la región invadida por una<br />

plaga <strong>de</strong>l coleóptero melolontha vulgaris (Maikaefer -literalmente, coleóptero <strong>de</strong> mayo-), y<br />

<strong>los</strong> chicos se <strong>de</strong>dicaban a combatirla, machacándo<strong>los</strong> sin piedad. Por entonces vio también<br />

a un hombre que cogía estos insectos, les arrancaba las alas y se <strong>los</strong> comía. Ella nació y se<br />

casó en el mes <strong>de</strong> mayo. Tres días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su boda escribió a sus padres una carta<br />

diciéndoles que era muy feliz. Pero, la verdad, era todo lo contrario. Durante la tar<strong>de</strong><br />

anterior al sueño había estado revisando cartas antiguas y había leído, a <strong>los</strong> suyos, varias <strong>de</strong><br />

ellas, serias unas y cómicas otras. Entre estas últimas se halla una, altamente ridícula, <strong>de</strong> un<br />

profesor <strong>de</strong> piano que le había hecho la corte <strong>de</strong> muchacha. Luego leyó otra <strong>de</strong> un<br />

aristocrático pretendiente.<br />

Se reprocha no haber podido impedir que una <strong>de</strong> sus hijas leyese un libro, poco<br />

recomendable, <strong>de</strong> Maupassant . El arsénico que su hija le pidió en la ocasión indicada le<br />

recuerda las píldoras <strong>de</strong> arsénico que <strong>de</strong>vuelven las energías juveniles al duque <strong>de</strong> Mora, en<br />

El Nabab, <strong>de</strong> Dau<strong>de</strong>t. Al elemento «dar libertad» asocia el recuerdo <strong>de</strong> un pasaje <strong>de</strong> <strong>La</strong><br />

flauta mágica: «No puedo forzarte a amar, -pero no te <strong>de</strong>volveré la libertad.» A <strong>los</strong><br />

coleópteros (Maikaefer), las palabras <strong>de</strong> Kaetchen: «Estás enamorado como un coleóptero.»<br />

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