12.05.2013 Views

La interpretación de los sueños

La interpretación de los sueños

La interpretación de los sueños

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

SIGMUND FREUD<br />

____________________________________________________________________________________<br />

por sí harto débiles, no pudiendo, por tanto, representar gran energía <strong>los</strong> que pasan al sueño.<br />

Según esto, la «represión <strong>de</strong> <strong>los</strong> afectos» no sería una consecuencia <strong>de</strong> la elaboración<br />

onírica, sino <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> reposo. Esto pue<strong>de</strong> ser cierto, pero tiene que haber aún algo más.<br />

Hemos <strong>de</strong> recordar que todo sueño algo complejo se nos revela como el resultado <strong>de</strong> una<br />

transacción entre po<strong>de</strong>res psíquicos en pugna. Por un lado, las i<strong>de</strong>as que constituyen el<br />

<strong>de</strong>seo tienen que combatir la oposición <strong>de</strong> una instancia censora; por otro, hemos visto<br />

muchas veces que en el mismo pensamiento inconsciente aparecía emparejada cada i<strong>de</strong>a<br />

con su antítesis contradictoria. Dado que todas estas series <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as son susceptibles <strong>de</strong><br />

afecto, no habremos <strong>de</strong> incurrir en grave error consi<strong>de</strong>rando la represión afectiva como<br />

consecuencia <strong>de</strong> la coerción que ejercen <strong>los</strong> elementos antitéticos unos sobre otros y la<br />

censura sobre las ten<strong>de</strong>ncias por ella reprimidas. <strong>La</strong> coerción <strong>de</strong> <strong>los</strong> afectos sería entonces<br />

la segunda consecuencia <strong>de</strong> la censura onírica, como la <strong>de</strong>formación <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> fue su<br />

primer efecto.<br />

IV. Incluiré aquí un sueño en el que el indiferente matiz afectivo <strong>de</strong>l contenido<br />

manifiesto pue<strong>de</strong> ser explicado por la antinomia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as latentes. Trátase <strong>de</strong> un breve<br />

sueño propio que habrá <strong>de</strong> causar al lector viva repugnancia. «Una colina. Sobre ella, algo<br />

como un retrete al aire libre: un largo banco, en uno <strong>de</strong> cuyos extremos se abre un agujero.<br />

El bor<strong>de</strong> posterior <strong>de</strong> este agujero aparece cubierto <strong>de</strong> excrementos <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> tamaños y<br />

épocas. Detrás <strong>de</strong> un banco, un matorral. Subido en el banco, me pongo a orinar. El largo<br />

chorro <strong>de</strong> orina lo limpia todo. Los excrementos se disuelven y caen por el agujero. Como<br />

si al final quedase aún algo.» ¿Por qué no experimenté en este sueño repugnancia ninguna?<br />

Nada más sencillo: el análisis me <strong>de</strong>muestra que en él intervienen las i<strong>de</strong>as más agradables<br />

y satisfactorias. Al comenzar la labor analítica recuerdo en seguida el establo <strong>de</strong> Augías,<br />

cuya limpieza lleva Hércules a cabo. I<strong>de</strong>ntificándome con este personaje mitológico, me<br />

eleva el sueño a la categoría <strong>de</strong> semidiós. <strong>La</strong> colina y el matorral pertenecen a Ausée, don<strong>de</strong><br />

actualmente se hallan mis hijos. Soy el <strong>de</strong>scubridor <strong>de</strong> la etiología infantil <strong>de</strong> la neurosis y,<br />

<strong>de</strong> este modo, he preservado a mis hijos <strong>de</strong> tal enfermedad. El banco es la perfecta<br />

reproducción (fuera, claro está, <strong>de</strong>l agujero) <strong>de</strong> uno que tengo en casa, regalo <strong>de</strong> una<br />

paciente agra<strong>de</strong>cida. Su presencia en el sueño me recuerda cuánto me veneran mis<br />

pacientes. Incluso la repugnante exposición <strong>de</strong> excrementos humanos resulta susceptible <strong>de</strong><br />

una risueña <strong>interpretación</strong>. Por gran<strong>de</strong> que sea la repugnancia que ahora, al recordarlo, me<br />

inspira, construye este cuadro, en el sueño, una reminiscencia <strong>de</strong> la bella tierra <strong>de</strong> Italia, en<br />

cuyas pequeñas ciuda<strong>de</strong>s suelen presentar <strong>los</strong> waterc<strong>los</strong>et una parecida ornamentación. El<br />

chorro <strong>de</strong> orina, que todo lo limpia, es una innegable alusión a mi gran<strong>de</strong>za. En esta misma<br />

forma sofoca Gulliver un gran incendio en el reino <strong>de</strong> Liliput, aunque atrayéndose con este<br />

acto la enemistad <strong>de</strong> la más diminuta <strong>de</strong> las reinas. Pero también Gargantúa, el<br />

superhombre <strong>de</strong> Rabelais, toma <strong>de</strong> este modo la venganza <strong>de</strong> <strong>los</strong> parisienses, colocándose<br />

encima <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> Nuestra Señora y evacuando su vejiga sobre la ciudad. <strong>La</strong> noche en<br />

que tuve este sueño había estado hojeando las ilustraciones <strong>de</strong> Garnier a la obra <strong>de</strong><br />

Rabelais. Pero aún encuentro otra prueba <strong>de</strong> que soy yo este superhombre.<br />

Durante mi estancia en París había sido la plataforma <strong>de</strong> Nuestra Señora mi lugar<br />

favorito, y en cuanto podía disponer <strong>de</strong> algunas horas <strong>de</strong> libertad por la tar<strong>de</strong>, subía a las<br />

277

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!