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LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS<br />
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<strong>de</strong>splazada y referida a otro distinto material. No pocas veces sigue este <strong>de</strong>splazamiento el<br />
principio <strong>de</strong> la antítesis.<br />
III. Con el ejemplo siguiente, sometido por mí a un minucioso y complejo análisis,<br />
ilustraré una tercera y última posibilidad. «Un castillo a la orilla <strong>de</strong>l mar. Luego no está ya<br />
en tal lugar, sino a la orilla <strong>de</strong> un canal que <strong>de</strong>semboca en el mar. El gobernador es un<br />
cierto señor P. Estoy con él en un gran salón con tres ventanas, ante las que se alza el<br />
extremo <strong>de</strong> una muralla almenada. He sido agregado a la guarnición, en calidad <strong>de</strong> oficial<br />
<strong>de</strong> Marina voluntario. Tememos la llegada <strong>de</strong> una escuadra enemiga, pues nos hallamos en<br />
guerra. El señor P. tiene el propósito <strong>de</strong> marcharse y me da instrucciones para la <strong>de</strong>fensa, en<br />
el caso <strong>de</strong> que se confirmaran nuestros temores. Su mujer está enferma y se encuentra con<br />
<strong>los</strong> niños en el castillo amenazado. Cuando el bombar<strong>de</strong>o comience <strong>de</strong>berá ser evacuado el<br />
salón. El gobernador respira trabajosamente y quiere marcharse, pero le retengo<br />
preguntándole <strong>de</strong> qué manera podré enviarle noticias, si fuese necesario. Me respon<strong>de</strong> algo<br />
y cae en el acto muerto. Quizá le he fatigado innecesariamente con mis preguntas. Después<br />
<strong>de</strong> su muerte, que no me causa ninguna impresión, pienso si la viuda permanecerá en el<br />
castillo y si <strong>de</strong>bo comunicar la muerte <strong>de</strong>l gobernador a la superioridad y tomar el mando,<br />
como me correspon<strong>de</strong> por ser el oficial <strong>de</strong> mayor categoría. Me asomo a la ventana e<br />
inspecciono <strong>los</strong> barcos que pasan: son barcos mercantes que surcan rápidamente las oscuras<br />
aguas. Unos tienen varias chimeneas y otros una cubierta convexa (como <strong>los</strong> techos <strong>de</strong> las<br />
estaciones <strong>de</strong> ferrocarril vistos en un sueño preliminar, no relatado). En esto llega mi<br />
hermano y se coloca a mi lado junto a la ventana, examinando conmigo el canal.<br />
<strong>La</strong> aparición <strong>de</strong> un barco nos sobresalta y exclamamos: '¡Ahí viene el barco <strong>de</strong><br />
guerra!' Luego vuelven a pasar en sentido contrario <strong>los</strong> mismos buques que ya vi antes, y<br />
entre el<strong>los</strong> un barquito cómicamente cortado por la mitad. Sobre la cubierta aparecen<br />
extraños objetos semejantes a copas o cajitas. Simultáneamente exclamamos: 'Es el barco<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno'.» El rápido movimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> barcos, el profundo color azul <strong>de</strong> las aguas y<br />
el negro humo <strong>de</strong> las chimeneas forman un conjunto sombrío e inquietante. Los lugares <strong>de</strong><br />
este sueño correspon<strong>de</strong>n a diversas reminiscencias visuales <strong>de</strong> mis viajes a la costa adriática<br />
(Huraware, Duino, Venecia, Aquileja). Poco tiempo antes había aprovechado las<br />
vacaciones <strong>de</strong> Pascua <strong>de</strong> Resurrección para hacer con mi hermano una breve excursión a<br />
Aquileja, que nos resultó agradabilísima. <strong>La</strong> guerra naval que por esta época se <strong>de</strong>sarrollaba<br />
entre España y <strong>los</strong> Estados Unidos y las inquietu<strong>de</strong>s que me inspiraban la suerte <strong>de</strong> mis<br />
allegados resi<strong>de</strong>ntes en América intervienen también en este sueño, cuyo contenido nos<br />
ofrece en dos ocasiones fenómenos afectivos. Primeramente observamos la ausencia <strong>de</strong> un<br />
afecto cuyo <strong>de</strong>sarrollo era <strong>de</strong> esperar, ausencia que el sueño mismo acentúa (la muerte <strong>de</strong>l<br />
gobernador no me causa impresión ninguna), y luego me sobresalta la aparición <strong>de</strong>l buque<br />
<strong>de</strong> guerra y experimento durante el reposo todas las sensaciones correspondientes a este<br />
afecto.<br />
<strong>La</strong> inclusión <strong>de</strong> <strong>los</strong> afectos en el contenido manifiesto aparece llevada a cabo en este<br />
sueño bien estructurado <strong>de</strong> manera a evitar toda contradicción chocante. No hay, en efecto,<br />
razón ninguna para que me asuste la muerte <strong>de</strong>l comandante, y, en cambio, está justificado<br />
que la aparición <strong>de</strong> un buque <strong>de</strong> guerra ante una plaza cuyo mando he tomado me produzca<br />
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