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La interpretación de los sueños

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SIGMUND FREUD<br />

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Una vez que hemos <strong>de</strong>dicado al simbolismo onírico toda la atención que merece,<br />

po<strong>de</strong>mos continuar ocupándonos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> típicos, cuyo examen interrumpimos en<br />

páginas anteriores (véase página 559). Me parece justificado dividir, grosso modo, estos<br />

<strong>sueños</strong> en dos clases: aquel<strong>los</strong> que poseen realmente siempre el mismo sentido y aquel<strong>los</strong><br />

otros que, no obstante presentar el mismo o análogo contenido, son susceptibles <strong>de</strong> las más<br />

diversas interpretaciones. De <strong>los</strong> pertenecientes a la clase primera hemos estudiado ya<br />

<strong>de</strong>tenidamente el sueño <strong>de</strong> examen (véase página 514). Por la analogía <strong>de</strong> su impresión<br />

afectiva pue<strong>de</strong>n ser agregados <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> en <strong>los</strong> que per<strong>de</strong>mos el tren a <strong>los</strong> <strong>de</strong> examen,<br />

agregación que su esclarecimiento justifica luego plenamente. Son, en efecto, <strong>sueños</strong> que<br />

tien<strong>de</strong>n a mitigar otro sentimiento <strong>de</strong> angustia experimentado durante el reposo, el miedo a<br />

morir. «Partir» es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> símbo<strong>los</strong> más frecuentes y explicables <strong>de</strong> la muerte. El sueño<br />

nos dice entonces, consolándonos: «Tranquilízate, no morirás» (no partirás), <strong>de</strong>l mismo<br />

modo que el sueño <strong>de</strong> examen nos serenaba, diciendo: «No temas; tampoco esta vez te<br />

suce<strong>de</strong>rá nada.» <strong>La</strong> dificultad con que tropieza nuestra comprensión <strong>de</strong> estas dos clases <strong>de</strong><br />

<strong>sueños</strong> proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> hallarse ligada la sensación <strong>de</strong> angustia precisamente a la expresión <strong>de</strong>l<br />

consuelo.<br />

El sentido <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>sueños</strong> <strong>de</strong> estímulo <strong>de</strong>ntal, <strong>sueños</strong> que he tenido numerosas<br />

ocasiones <strong>de</strong> analizar, se me ocultó durante mucho tiempo, pues para mi sorpresa tropezaba<br />

siempre su <strong>interpretación</strong> con resistencias intensísimas. Por último, se me impuso la<br />

evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que en <strong>los</strong> sujetos masculinos era el placer onanista <strong>de</strong> la pubertad lo que<br />

constituía la fuerza provocadora <strong>de</strong> estos <strong>sueños</strong>. Analizaré aquí dos <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

cuales es, al mismo tiempo, un «sueño <strong>de</strong> vuelo». Ambos proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la misma persona, un<br />

joven <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias homosexuales muy enérgicas, aunque coartadas en la vida real.<br />

(Ambos <strong>de</strong> 1909.) «Se encuentra presenciando una representación <strong>de</strong> Fi<strong>de</strong>lio, en el patio <strong>de</strong><br />

butacas <strong>de</strong> la Opera, al lado <strong>de</strong> la persona que le es muy simpática y cuya amistad quisiera<br />

conquistar. De repente echa a volar oblicuamente por encima <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong> butacas hasta el<br />

final <strong>de</strong>l mismo, se lleva luego la mano a la boca y se arranca dos muelas.»<br />

El sujeto <strong>de</strong>scribe su vuelo diciendo que fue como si le hubieran tirado o arrojado<br />

(geworfen) al aire. Tratándose <strong>de</strong> una representación <strong>de</strong> Fi<strong>de</strong>lio, hemos <strong>de</strong> pensar en <strong>los</strong><br />

versos:<br />

Aquel que ha conquistado una hermosa mujer.<br />

Pero la conquista <strong>de</strong> una mujer -por hermosa que fuese- no entra en <strong>los</strong> <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l<br />

sujeto. Con éstos se hallarán más <strong>de</strong> acuerdo <strong>los</strong> versos que vienen a continuación: Aquel<br />

que ha acertado en la gran tirada <strong>de</strong> ser el amigo <strong>de</strong> un amigo (Wurf.). El sueño contiene<br />

esta tirada y no sólo como realización <strong>de</strong> <strong>de</strong>seos, pues <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ella se escon<strong>de</strong> también el<br />

amargo recuerdo <strong>de</strong> otras veces que fracasó el sujeto en sus <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> amistad, siendo<br />

rechazado (hinausgeworfen = «arrojado fuera»), y el temor a que le suceda lo mismo con el<br />

joven a cuyo lado asiste a la representación <strong>de</strong> Fi<strong>de</strong>lio. Avergonzado, aña<strong>de</strong> luego la<br />

confesión <strong>de</strong> que una vez que un amigo le hizo objeto <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sprecio se masturbó dos<br />

veces seguidas poseído por la excitación sexual que <strong>de</strong>spertó en él la añoranza <strong>de</strong> la<br />

amistad perdida.<br />

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