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SIGMUND FREUD<br />
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ocasión alguna, pues la vida es corta y la muerte inevitable. Mas por entrañar un sentido<br />
sexual y no querer <strong>de</strong>tenerse ante las barreras éticas, tropieza este carpe diem con la censura<br />
y tiene que ocultarse <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> un sueño. A este resultado coadyuvan todas las i<strong>de</strong>as a él<br />
contrarias, el recuerdo <strong>de</strong> la época en que el alimento espiritual me era suficiente y por<br />
último, todas las conveniencias opuestas y hasta la amenaza <strong>de</strong> <strong>los</strong> más variables castigos<br />
sexuales.<br />
V. <strong>La</strong> comunicación <strong>de</strong> otro sueño precisa <strong>de</strong> una amplia información preliminar. El<br />
día inmediatamente anterior fui en coche a la estación <strong>de</strong>l Oeste con objeto <strong>de</strong> tomar el tren<br />
que había <strong>de</strong> conducirme a Aussee, don<strong>de</strong> pensaba pasar las vacaciones, y penetré en el<br />
andén con <strong>los</strong> viajeros <strong>de</strong>l tren <strong>de</strong> Ischl, que salía antes que el mío. Momentos <strong>de</strong>spués llegó<br />
el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Thun, que iba a reunirse en Ischl con el emperador. A pesar <strong>de</strong> la lluvia, venía<br />
en coche abierto. El portero <strong>de</strong>l andén no le reconoció y quiso <strong>de</strong>tenerle para pedirle el<br />
billete, pero el con<strong>de</strong> le rechazó con un a<strong>de</strong>mán y pasó sin darle explicación alguna.<br />
Después <strong>de</strong> la partida <strong>de</strong>l tren <strong>de</strong> Ischl hubiera <strong>de</strong>bido retornar a la sala <strong>de</strong> espera, pues no<br />
está permitida la permanencia en <strong>los</strong> an<strong>de</strong>nes entre tren y tren, pero queriendo evitarme el<br />
calor que en dicha sala reinaba, <strong>de</strong>cidí infringir tal disposición, y conseguí, no sin algún<br />
trabajo, que me <strong>de</strong>jaran don<strong>de</strong> estaba. Como pasatiempo, me <strong>de</strong>diqué a espiar si llegaba<br />
alguien hasta el tren para hacerse reservar el sitio, proponiéndome, si así sucedía, exigir que<br />
se me concediese igual <strong>de</strong>recho. Mientras tanto, estuve tarareando una musiquilla que<br />
reconocí -a otro le hubiese quizá sido imposible- como el aria <strong>de</strong> <strong>La</strong>s bodas <strong>de</strong> Fígaro.<br />
«Si el señor con<strong>de</strong> quiere bailar..., quiere bailar..., dígnese indicármelo y yo tocaré.»<br />
Durante toda la tar<strong>de</strong> me había sentido <strong>de</strong> excelente humor, empren<strong>de</strong>dor y provocativo, y<br />
había hecho blanco <strong>de</strong> mis bromas al camarero y al cochero supongo que sin llegar a<br />
ofen<strong>de</strong>r<strong>los</strong>. En armonía con las palabras <strong>de</strong> Fígaro y con mi recuerdo <strong>de</strong> la comedia <strong>de</strong><br />
Beaumarchais, que había visto representar en la Comédie Française, barajaba <strong>los</strong> más<br />
atrevidos y revolucionarios pensamientos: la frase sobre <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s señores que no se han<br />
tomado sino el trabajo <strong>de</strong> nacer, el <strong>de</strong>recho feudal que Almaviva quiere ejercitar sobre<br />
Susana, y <strong>los</strong> chistes que nuestros malignos periodistas <strong>de</strong> oposición se permitan hacer con<br />
el nombre <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> Thun (Thun-hacer), llamándole el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Nichts-thun (<strong>de</strong> «no hacer<br />
nada»). Verda<strong>de</strong>ramente, no envidio ahora a este político. Junto al emperador le esperan<br />
arduos trabajos y preocupaciones, mientras que a mí podría dárseme con toda razón el<br />
nombre <strong>de</strong> con<strong>de</strong> <strong>de</strong> «no hacer nada», pues voy a gozar <strong>de</strong> mis vacaciones y saboreo por<br />
anticipado todos <strong>los</strong> placeres que han <strong>de</strong> proporcionarme.<br />
En estos pensamientos me sorprendió la llegada <strong>de</strong> un individuo al que conozco<br />
como representante <strong>de</strong>l Gobierno en <strong>los</strong> exámenes <strong>de</strong> Medicina y que por la cómoda<br />
manera que tiene <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar este cargo -durmiéndose en un sillón <strong>de</strong> tribunal<br />
examinador- ha merecido el halagüeño sobrenombre <strong>de</strong> Regierungsbeischlaefer,<br />
Regierungsvertreter (representante <strong>de</strong>l Gobierno); («Beischlaefer», el que duerme con<br />
alguien, el amante). «Regierung» (Gobierno) es, en alemán, femenino; el sobrenombre<br />
«Regierungsbeischlaefer» alu<strong>de</strong>, pues, a la especial actividad <strong>de</strong>splegada por el citado<br />
funcionario en el ejercicio <strong>de</strong> su cargo, y al mismo tiempo significa, literalmente, «el que<br />
duerme en el Gobierno». Por su carácter oficial no paga este individuo sino medio billete, y<br />
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