12.05.2013 Views

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Se tomó el café. Las mujeres, desde que entraron los caballeros, se habían vuelto<br />

repentinamente animadas y vivas como alondras. La conversación era alegre. Dent y<br />

Eshton hablaban de política, y sus mujeres les escuchaban. Sir George -a quien he omitido<br />

describir y que era un robusto y corpulento caballero campesino- se colocó ante el sofá de<br />

aquellos con su taza de café en la mano, y de vez en cuando intercalaba alguna palabra.<br />

Frederick Lynn se había sentado junto a Mary Ingram y le enseñaba los grabados de un<br />

magnífico libro. Ella miraba y sonreía, pero apenas decía nada. El alto y flemático Lord<br />

Ingram había apoyado los brazos en el respaldo de la silla de la menuda y vivaracha<br />

Amy Eshton, que le miraba gorjeando como un pájaro. Sin duda le gustaba más que<br />

Rochester. Henry Lynn había tomado posesión de una otomana junto a Louisa, Adèle<br />

estaba a su lado y él trataba de conversar en francés con la niña, mientras Louisa se<br />

burlaba de los disparates que decía. En cuanto a Blanche Ingram, se había sentado, sola,<br />

a una mesa, y permanecía graciosamente inclinada sobre un álbum. Parecía esperar que<br />

alguien le hiciese compañía, y no esperó largo rato, porque ella misma eligió un<br />

compañero.<br />

Mr. Rochester, dejando a las Eshton, se sentó ante el fuego, donde quedó por<br />

unos instantes tan solitario como la Ingram ante la mesa. Blanche lo notó y se acercó a<br />

él, colocándose también junto a la chimenea.<br />

-Yo creía, Mr. Rochester, que no le gustaban los niños.<br />

-Y no me gustan.<br />

-Entonces, ¿por qué se ha encargado de esa muñequita? - dijo, señalando a<br />

Adèle-. ¿De dónde la ha sacado usted?<br />

-No la saqué de sitio alguno: me la confiaron. -Debía usted enviarla al colegio.<br />

-Los colegios son caros.<br />

-Bien, pero usted tiene una institutriz para la niña, según he visto... ¿Se ha ido<br />

ya? No; está allí, junto a la ventana. Usted tiene que pagarla y eso le resulta más caro<br />

aún, porque, además de pagar a esa mujer, necesita mantenerla.<br />

Yo temía -mejor sería decir esperaba- que la alusión motivase que Mr. Rochester<br />

me dirigiera una mirada, pero no lo hizo.<br />

-No me he parado a pensarlo -dijo él con indiferencia.<br />

-Ustedes, los hombres, nunca tienen en cuenta la economía ni el sentido común.<br />

Debía usted oír a mamá hablar de nuestras institutrices. Mary y yo hemos tenido lo<br />

menos una docena durante nuestra vida. La mitad eran odiosas y la otra mitad ridículas,<br />

y todas resultaban muy gravosas. ¿Verdad, mamá?<br />

-¿Qué me decías?<br />

La joven explicó con detalle su pregunta.<br />

-Querida: ¡no me hables de institutrices! Sólo oír esa palabra me pone nerviosa.<br />

He sido mártir de su incapacidad y de sus caprichos. ¡Gracias a Dios que ya no tengo<br />

que tratar con ellas!<br />

<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />

113

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!