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Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

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Aquella velada fue deliciosa. La entusiasta charla de mis primas, sus relatos y sus<br />

comentarios hacían olvidar la taciturnidad de John. Él estaba contento de ver a sus<br />

hermanas, pero no simpatizaba con las exteriorizaciones de su contento. Su regreso le<br />

complacía, mas el tumulto inherente le desagradaba y ansiaba, sin duda, que llegase el día<br />

siguiente, menos bullicioso.<br />

Cuando estábamos en el momento más grato de aquella noche, una hora después<br />

del té, oímos llamar a la puerta, y Hannah entró con la noticia de que estaba allí un pobre<br />

muchacho a rogar que Mr. Rivers fuese a visitar a su madre, moribunda.<br />

-¿Dónde vive, Hannah?<br />

-En Whitcross Brow, a más de cuatro millas y por un camino lleno de pantanos.<br />

-Dile que iré.<br />

-Creo que haría mejor en no ir, señor. Es el peor camino para recorrer de noche<br />

que pueda imaginarse. No hay carretera. Vale más que diga que irá mañana.<br />

Pero él ya estaba en el pasillo poniéndose el gabán y, sin una palabra, se fue. Eran<br />

las nueve y no volvió hasta medianoche. Se le notaba fatigado, pero parecía más<br />

satisfecho que cuando salió. Había cumplido un deber y realizado un sacrificio y estaba<br />

satisfecho de sí mismo.<br />

La semana siguiente debió agotar su paciencia. Era la semana de Navidad y<br />

nosotras nos entregamos a una especie de alegre orgía doméstica. El aire de las alturas,<br />

la libertad de sentirse en su casa, obraban sobre Diana y Mary como estimulantes<br />

elixires y estaban contentas de la mañana a la noche y de la noche a la mañana. Hablaban<br />

sin cesar y sus conversaciones me eran tan agradables, que prefería escucharlas a<br />

hablar yo misma. John procuraba huir de nuestra vivacidad. Rara vez estaba en casa. La<br />

parroquia era grande y la población muy diseminada. Tenía, pues, constantes ocasiones<br />

de visitar a los pobres y enfermos de las diferentes zonas.<br />

Una mañana, durante el desayuno, Diana le preguntó si sus planes seguían<br />

siendo los mismos.<br />

-Lo son y lo serán -contestó él. Y en seguida explicó que su marcha de Inglaterra<br />

estaba acordada para el año entrante.<br />

-¿Y Rosamond...? -insinuó Mary. Debió decir las palabras sin darse cuenta,<br />

porque al punto hizo un gesto como si quisiera rectificar.<br />

-Rosamond Oliver -repuso John- va a casarse con Mr. Granby, hijo de Sir<br />

Frederic Granby y persona muy estimable y bien relacionada en E... Me lo ha dicho el<br />

señor Oliver.<br />

Las tres nos miramos y luego le contemplamos a él. Estaba tan sereno como un<br />

cristal.<br />

-Muy de prisa han concertado el enlace --comentó Diana-, porque no se deben<br />

conocer desde hace mucho tiempo.<br />

-Hace dos meses. Se conocieron en un baile, en S... Pero cuando no hay<br />

obstáculos, como en el caso presente, es natural abreviar. Se casarán en cuanto la casa<br />

que les regala Sir Frederic esté en condiciones de ser habitada.<br />

<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />

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