12.05.2013 Views

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

acompañase. Luego que hubimos recorrido toda la casa y subido y bajado escaleras,<br />

comentó que debía haberme tomado mucha molestia para llevar a la práctica aquellos<br />

cambios en tan poco tiempo, pero no añadió ni una sílaba que indicase que le placía el<br />

nuevo aspecto de la residencia.<br />

Me disgustó aquel silencio, pensando que acaso le hubiera contrariado que se<br />

alterase el aspecto de la casa paterna. Le pregunté si era así.<br />

-Nada de eso. Ya he observado el cuidado que has tenido en respetar cuanto<br />

pudiese significar un recuerdo. ¿Cuántos minutos has dedicado a pensar en el arreglo de<br />

esa habitación? Y ¿puedes decirme dónde está colocado...?<br />

Me mencionó el título de un libro. Se lo mostré, lo cogió y, retirándose a su<br />

acostumbrado rincón, junto a la ventana, comenzó a leer. Aquello me desagradó. John,<br />

lector, era un hombre bueno, pero yo comenzaba a pensar que había dicho la verdad<br />

cuando él mismo afirmara que era frío y duro. La vida no presentaba atractivos para él.<br />

No vivía más que para sus elevadas aspiraciones, y además desaprobaba que no se<br />

compartiesen. Mientras contemplaba su frente, pálida y serena como el mármol, y las<br />

bellas facciones de su rostro absorto en la lectura, comprendí que nunca podría ser un<br />

buen marido y que su esposa sería muy desgraciada. Y concordé con él en que su amor<br />

por Rosamond era un amor puramente sensual. Me hice cargo de que John mismo se<br />

despreciaba por aquella emoción que ante ella sentía. Y, en resumen, advertí que estaba<br />

hecho según el modelo de los héroes, cristianos o paganos, que han dado leyes a sus<br />

pueblos, que los han llevado a la conquista o los han convertido a una nueva creencia.<br />

«Este salón no es lugar adecuado para él -pensé-. En la cordillera del Himalaya, en<br />

las selvas de Cafrería o en las costas de Guinea estaría más en su centro. La calma de la<br />

vida doméstica no es su elemento. Aquí sus facultades se enmohecen, faltas de desarrollo.<br />

Sólo en medio de la lucha y el peligro, allí donde se requiera valor, fortaleza y energía,<br />

podrá hablar y actuar, manifestarse superior a los demás. Creo que acierta eligiendo la<br />

carrera de misionero.»<br />

-¡Ya vienen, ya vienen! -gritó Hannah.<br />

El perro ladró alegremente. Salí corriendo. Se sentía en la oscuridad ruido de<br />

ruedas. Hannah tomó una linterna. El coche se detuvo ante la verja. El cochero se apeó<br />

para abrir la portezuela y dos bien conocidas figuras bajaron del carruaje. Un momento<br />

después, mi cara se ponía en contacto, primero con las suaves mejillas de Mary y luego<br />

con los tirabuzones de Diana. Rieron, me besaron; luego besaron a Hannah, acariciando a<br />

Carlo, medio loco de alegría, y entraron en la casa.<br />

Aunque estaban heladas de frío después de su largo viaje en aquella inclemente<br />

noche, sus agradables facciones irradiaban luz. Preguntaron por John quien salía en aquel<br />

momento del salón, y le abrazaron las dos a la vez. Él las besó con calma, pronunció<br />

algunas frases de bienvenida y, tras una breve conversación, suponiendo que ellas irían<br />

también al salón a poco, se retiró a su acostumbrado refugio. Encendí bujías para subir al<br />

piso superior. Diana dio antes algunas órdenes hospitalarias concernientes al cochero.<br />

Luego ambas me siguieron y manifestaron su satisfacción por las reformas introducidas,<br />

por las nuevas cortinas y alfombras y los ricos jarrones de China. Tuve el placer de<br />

comprobar que mis modificaciones coincidían exactamente con los gustos de ellas y que<br />

constituían un motivo más de alegría a su llegada.<br />

<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />

248

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!