Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
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-¿De dónde los ha copiado usted? -Los he sacado de mi cabeza.<br />
-¿De esa cabeza que veo sobre sus hombros? -Sí, señor.<br />
-¿Y queda algo parecido dentro de ella?<br />
-Creo que sí, y hasta pudiera ser que quedase algo mejor.<br />
El se abstrajo de nuevo en la contemplación de los trabajos.<br />
-¿Se sentía usted feliz cuando los hacía? -dijo al fin.<br />
-Sí, señor. El pintar o dibujar ha sido una de las pocas alegrías que yo he tenido<br />
en el mundo.<br />
-Eso no es mucho decir. Sus placeres, según usted misma afirma, no han sido<br />
muy abundantes. Pero se me figura que se extasiaba usted mientras daba a sus pinturas<br />
estos extraños matices que emplea. ¿Trabajaba en ello muchas horas al día?<br />
-Como no tenía nada que hacer por estar en vacaciones, trabajaba de sol a sol, y<br />
como los días eran largos, disponía de mucho tiempo.<br />
-¿Y está usted satisfecha del resultado de sus esfuerzos<br />
-No. Me atormenta mucho la diferencia que existe entre lo que sueño hacer y lo<br />
que hago. Siempre imagino hacer cosas que me resultan imposibles.<br />
-No del todo. Usted ha creado una sombra de lo que soñaba. Si no es usted una<br />
artista en plena madurez, al menos lo que ha hecho es extraordinario para una escolar.<br />
Hay detalles que debe de haber visto en sus sueños... Por ejemplo: ¿dónde puede usted,<br />
si no, haber visto Patmos?... Porque esto es Patmos... En fin, llévese todo esto.<br />
Apenas había comenzado a colocar mis trabajos en el álbum, cuando Rochester<br />
miró al reloj y dijo bruscamente:<br />
-Son las nueve. ¿Cómo está Adèle levantada aún?... Acuéstela, señorita.<br />
Adèle fue a besarle antes de salir. Él recibió la caricia, pero la correspondió con<br />
menos afecto que lo hubiera hecho con el perro.<br />
-Buenas noches -nos dijo, señalando la puerta con un ademán, como si, ya<br />
cansado de nosotras, nos despidiese.<br />
Mrs. Fairfax recogió su labor, yo mi álbum, nos despedimos de Mr. Rochester,<br />
que nos correspondió fríamente, y nos retiramos.<br />
-No me había usted hablado de que Mr. Rochester fuera tan especial -dije a Mrs.<br />
Fairfax después de que hubimos acostado a la niña.<br />
-¿Y lo es?<br />
-Sí. Es muy brusco y muy voluble.<br />
-Sin duda parece algo raro, pero yo estoy acostumbrada a su carácter y nunca<br />
pienso en eso. Puesto que tiene un temperamento especial, es preciso seguirle la<br />
corriente. -¿Por qué?<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
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