Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
-De Inglaterra, y de Thornfield, y de... -¿De...?<br />
-De usted, señor...<br />
Lo dije casi involuntariamente, mientras lágrimas silenciosas bañaban mi rostro. La<br />
mención del señor O'Gall, de Bitternutt Lodge, había dejado frío mi corazón, y más aún el<br />
pensamiento del mar, del mar inmenso, revuelto y espumoso, que había de interponerse<br />
entre mi persona y aquel hombre a cuyo lado paseaba y a quien amaba de un modo<br />
espontáneo, superior a mi voluntad.<br />
-Es muy lejos -repetí.<br />
-Desde luego. Y cuando usted esté en Bitternutt Lodge, no volveremos a vernos<br />
más. Me parece indudable. No creo ir nunca a Irlanda; no es un país que me atraiga en<br />
exceso... Hemos sido buenos amigos, ¿verdad,<strong>Jane</strong>?<br />
-Sí.<br />
-Bien. Pues cuando dos buenos amigos se separan, emplean el corto tiempo que les<br />
queda de estar juntos en hablar un poco de sí mismos. Ea, hablemos tranquilamente durante<br />
media hora, mientras las estrellas brillan en el cielo que nos cubre... Sentémonos en este<br />
banco del castaño, ya que nuestro destino es no volver a sentarnos juntos más.<br />
Cuando nos hubimos acomodado, continuó:<br />
-En efecto, <strong>Jane</strong>: el viaje a Irlanda es largo y la travesía incómoda y siento que mi<br />
amiguita haya de verse obligada a... Pero ¿cómo ayudarla si no? ¿Experimenta usted algún<br />
sentimiento respecto a mí, <strong>Jane</strong>?<br />
No pude contestar. Mi corazón desbordaba. -Porque yo lo experimento por usted -<br />
continuó-, sobre todo cuando estamos juntos, como ahora. Es como si en el lado izquierdo<br />
de mi pecho tuviese una cuerda que vibrara al mismo ritmo que otra que usted tuviese en<br />
análogo lugar y se uniera de un modo invisible a la mía. Y si ese endiablado canal y<br />
doscientas millas de tierra van a separarnos, temo que ese lazo que nos une se rompa. Por lo<br />
qué a mí concierne, estoy seguro de que la rotura va a producirme una incontenible<br />
hemorragia. Y usted...<br />
-Yo nunca, señor, usted sabe... No pude continuar.<br />
-¿Oye cómo canta ese ruiseñor, <strong>Jane</strong>? Escuche. Escuché y de pronto rompí a llorar<br />
convulsivamente, estremeciéndome de pies a cabeza. Imposible soportar más lo que sufría.<br />
Cuando pude hablar, fue para expresar con vehemencia el deseo de no haber nacido nunca<br />
o no haber ido jamás a Thornfield.<br />
-¿Cómo? ¿Le disgusta tanto irse de aquí?<br />
-Me disgusta irme de Thornfield. Amo este lugar, y lo amo porque en él he vivido<br />
una vida agradable y plena, momentáneamente al menos, porque no he sido rebajada a vivir<br />
entre seres inferiores ni excluida de toda relación con cuanto es superior y dinámico. He<br />
podido hablar con alguien a quien admiro, en cuyo trato me complazco... Un cerebro<br />
poderoso, amplio, original... En una palabra, le he conocido a usted, Mr. Rochester, y me<br />
asusta pensar en irme de su lado. Reconozco que debo marchar, pero lo reconozco como<br />
podría reconocer la necesidad de morir.<br />
-¿Y qué necesidad tiene de irse? -preguntó de pronto.<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
162