Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
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La guardé en el bolsillo y me apresuré a regresar. La disciplina del establecimiento<br />
exigía que yo estuviese de vuelta antes de las ocho y eran ya casi las siete y media.<br />
Al llegar, tenía que cumplir varias obligaciones todavía: estar con las muchachas<br />
durante la hora de estudio, leerles las oraciones, acompañarlas al lecho y cenar con las<br />
demás profesoras. Luego, al retirarme, la inevitable Miss Gryce me acompañó. En el<br />
candelero sólo quedaba un pequeño cabo de vela y temí que la conversación de mi<br />
compañera durase más que el cabo, pero afortunadamente la pesada cena que había<br />
deglutido hizo sobre ella un efecto soporífico. Antes de terminar de desvestirme, ya estaba<br />
roncando.<br />
Quedaba aún una pulgada de vela: a su luz leí la carta, que era muy breve:<br />
«Si J. E. posee los conocimientos indicados en su anuncio del pasado jueves, y si<br />
puede dar buenas referencias de su competencia y conducta, se le ofrece un empleo para<br />
atender a una sola niña, de diez años de edad. El sueldo son treinta libras al año. J. E. puede<br />
enviar informes, nombre, dirección y demás detalles a: Mrs. Fairfax, Thornfield, Millcote,<br />
condado de...»<br />
Examiné detenidamente el papel: la escritura era un poco anticuada e insegura,<br />
como de mano de anciana. Tal circunstancia me pareció satisfactoria. Yo temía, al lanzarme<br />
a aquella empresa por mis propios medios, verme envuelta en algún enredo, y deseaba que<br />
todo marchase bien, con seriedad, en regla. Y me parecía que una señora anciana era un<br />
buen elemento en un asunto como el que tenía entre manos. Me parecía ver a Mrs. Fairfax<br />
con un gorrito y un traje negro de viuda, tal vez seca de trato, pero no grosera: un tipo de<br />
señora inglesa a la antigua usanza. Thornfield era, sin duda, el nombre de su casa,<br />
seguramente un lugar limpio y ordenado. Millcote, condado de... Evoqué mentalmente el<br />
mapa de Inglaterra. Millcote estaba situado setenta millas más cerca de Londres que el<br />
lugar donde yo residía ahora, y era un centro fabril. Mejor que mejor: habría más<br />
movimiento, más vida. Mi cambio iba a ser completo. La idea de vivir entre inmensas<br />
chimeneas y nubes de humo no era muy fascinadora, «pero -pensé- sin duda Thornfield<br />
estará bastante lejos de la ciudad».<br />
En aquel momento se extinguió la luz.<br />
Al día siguiente di nuevos pasos en mi asunto. Mis planes no podían continuar<br />
secretos: era preciso comunicarlos a los demás para que llegasen a buen fin. Pedí y obtuve<br />
una audiencia de la inspectora y le indiqué que tenía la posibilidad de obtener una<br />
colocación con doble sueldo de las quince libras anuales que me pagaban en Lowood. Le<br />
rogué que hablase con Mr. Brocklehurst u otro miembro del patronato para que me<br />
autorizasen a citar el colegio como referencia. Ella consintió amablemente en actuar como<br />
mediadora.<br />
La inspectora, en efecto, habló del asunto con Mr. Brocklehurst, y éste dijo que<br />
había que contar ante todo con mi tía, que era mi tutora por derecho propio.<br />
Se escribió, por tanto, a Mrs. Reed. Mi tía respondió que yo podía hacer lo que<br />
quisiera, ya que ella había renunciado, desde mucho tiempo atrás, a intervenir en mis<br />
asuntos.<br />
La carta fue pasada al patronato y éste, tras un pesado trámite, me concedió permiso<br />
para trasladarme al nuevo empleo que se me ofrecía, dándome, además, la seguridad de que<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
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