Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
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La entregué un chelín. Lo colocó en una media que sacó de la faltriquera y enrolló<br />
en torno a la moneda y me dijo que le enseñase la mano. Examinó la palma sin tocarla.<br />
-Es demasiado lisa -dijo-. Nada se puede leer en una mano como ésta. Casi no tiene<br />
líneas. Además, el destino no está escrito aquí.<br />
-Lo creo -dije.<br />
-No; está escrito en el rostro; en la frente, en torno a los ojos, en los ojos mismos, en<br />
las líneas de la boca. Arrodíllese y déjeme examinar su cara.<br />
-Ahora se aproxima usted a la realidad. Empiezo a confiar en usted.<br />
Me arrodillé a media vara de ella. Atizó el fuego hasta que la claridad que brotó de<br />
la leña removida iluminó mi rostro. Ella procuraba esquivar el suyo.<br />
-Me extrañan los sentimientos que experimenta usted-dijo, mientras me examinaba-.<br />
Me maravillan las impresiones que ha sentido su corazón durante las horas que ha estado<br />
sentada en aquel cuarto, ante gentes que desfilaban frente a usted como siluetas proyectadas<br />
por una linterna mágica. Entre ellos y usted había tan poca simpatía como si ellos fueran<br />
meras sombras de formas humanas y no seres reales.<br />
-Me siento aburrida entre esas personas, y alguna vez hasta me da sueño, pero rara<br />
vez me encuentro a disgusto con ellas.<br />
-¿Confía usted en llegar a librarse en el porvenir de la vida que lleva?<br />
-Lo que más espero es llegar a ahorrar algún dinero para montar con él una escuela<br />
en alguna casa alquilada...<br />
-¿De modo que es en eso en lo que sueña cuando se sienta en su rincón junto a la<br />
ventana...? Ya ve que conozco sus costumbres.<br />
-Se habrá enterado de ellas por los criados. -Piensa usted con mucha penetración...<br />
Acaso haya acertado usted. A decir verdad, conozco a una sirviente de aquí: a Grace Poole.<br />
Di un salto al oír aquel nombre.<br />
-¿Usted, usted..? -dije-. ¡Aquí hay alguna trama diabólica!<br />
-No se alarme -repuso-. Esa Poole es muy discreta y se puede confiar en ella... Pues<br />
como le iba diciendo, cuando se sienta usted en su rincón, ¿no piensa más que en su futura<br />
escuela? ¿No siente algún interés por los que están en el salón? ¿No suele usted contemplar<br />
el rostro de ninguno? ¿No hay ni siquiera una figura cuyos movimientos siga usted, si no<br />
con otro interés, por curiosidad?<br />
-Miro todos los rostros; miro a todos los concurrentes.<br />
-Pero ¿a ninguno -o acaso a dos- con mayor interés?<br />
-Sí; lo hago. Cuando las miradas o los ademanes de cierta pareja parece que me<br />
narran un cuento, me divierte mirarlos.<br />
-¿Y qué cuento le narran?<br />
-No hay duda sobre el caso. El cuento se limita a un cortejo y el catastrófico<br />
desenlace que es de suponer: un matrimonio...<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
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