Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
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-Espero no comer mucho tiempo a costa de usted-contesté, casi sin darme cuenta<br />
de lo grosero de la respuesta.<br />
-Eso creo -dijo él, fríamente-, porque, una vez que nos dé la dirección de su familia,<br />
escribiremos para que vengan a buscarla.<br />
-Eso es imposible, porque no tengo casa ni familia. Los tres me miraron, no con<br />
desconfianza, sino con curiosidad. Me refiero más bien a las jóvenes, ya que los ojos de<br />
John Rivers, claros en el sentido literal de la palabra, resultaban muy oscuros en el sentido<br />
de que era imposible desentrañar lo que pensaba. Parecía emplearlos más bien para<br />
averiguar los pensamientos de los demás que para reflejar los suyos.<br />
-¿Quiere usted decir -preguntó- que carece en absoluto de parientes?<br />
-Ése es el caso. No tengo derecho a ser admitida bajo techo alguno de Inglaterra.<br />
-¡Extraña situación para su edad!<br />
Sus ojos buscaron mis manos, que yo tenía apoyadas en la mesa. Sus palabras me<br />
aclararon lo que trataba de saber.<br />
-¿Es usted soltera? Diana rió.<br />
-¡Por Dios, John! ¡Si no debe tener más que diecisiete o dieciocho años!<br />
-Tengo diecinueve -dije-. No, no estoy casada. Amargos y estremecedores recuerdos<br />
me agitaron al pronunciar esta frase. Todos notaron mi turbación. Diana y Mary,<br />
discretamente, separaron sus miradas de mi ruborizado rostro, pero su hermano continuó<br />
contemplándome de tal modo, que acabé sintiendo afluir las lágrimas a mis ojos.<br />
-¿Dónde vivía usted últimamente? -preguntó. -No seas así, John -murmuró Mary en<br />
voz baja, sin que por ello dejara él de seguir insistiendo, a través de su penetrante mirada.<br />
-Dónde y con quién vivía, deseo mantenerlo en secreto -dije concisamente.<br />
-Tiene derecho a hacerlo así, con John y con quien sea -observó Diana.<br />
-Si no sé nada de usted, no podré ayudarla -repuso él-, y creo que necesita usted<br />
ayuda.<br />
-La necesito y la deseo -dije-, y sería muy humanitario quien me buscara trabajo en<br />
lo que fuera y pagado como fuera, con tal que me permitiera ganar lo indispensable para<br />
vivir.<br />
-Por mi parte, no sé si soy humanitario o no, pero deseo ayudarla en un propósito<br />
tan honrado. Para ello, necesito saber lo que usted sabe hacer y a qué está acostumbrada.<br />
Bebí mi té. El brebaje me reconfortó como a un gigante pudiera reconfortarle una<br />
azumbre de vino, tonificó mis nervios y me puso en condiciones de contestar como debía a<br />
las preguntas de aquel inquisitivo joven.<br />
-Mr. Rivers -le dije, mirándole sinceramente y sin desconfianza, como él a mí-,<br />
usted y sus hermanas me han prestado una gran servicio, el mayor que puede prestarse,<br />
librándome de la muerte con su generosa hospitalidad. Este servicio les da derecho a mi<br />
gratitud ilimitada y, hasta cierto punto, a mis confidencias. Les diré cuanto pueda de mi<br />
historia, cuanto no perturbe la tranquilidad de mi alma, ni mi propia seguridad o la de otros.<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
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