Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
-Es superflua la explicación. Usted sabe muy bien que un simple enojo suyo es más<br />
doloroso que el mayor de los castigos.<br />
-Vamos, cante... -repuso ella.<br />
Y comenzó a acompañarle al piano, tocando con exquisito gusto.<br />
«Éste es el momento de irme», pensé.<br />
Pero las notas de la canción me emocionaron tanto, que no me decidí. Mrs. Fairfax<br />
había dicho que Mr. Rochester tenía una bella voz, y era cierto. Poseía una potente voz de<br />
bajo, a la que comunicaba todo su sentimiento, toda su energía personal. Su acento<br />
penetraba hasta lo último. Esperé a que la última nota de aquella canción expirase, y luego<br />
inicié mi retirada hacia la puerta de escape, que afortunadamente estaba próxima. Un<br />
estrecho pasillo conducía desde ella al vestíbulo.<br />
Al atravesarlo, reparé que había perdido una de mis sandalias y, para buscarla, me<br />
arrodillé al pie de la escalera. Oí abrir la puerta del comedor. Me apresuré a incorporarme y<br />
me hallé cara a cara con Mr. Rochester. -¿Cómo está usted? -me preguntó. -Muy bien,<br />
señor.<br />
-¿Por qué no me ha dirigido la palabra en el salón? Yo pensaba que lo mismo podía<br />
preguntarse a él, pero no me tomé tal liberad y repuse:<br />
-No deseaba molestarle viéndole entretenido, señor. -¿Qué ha hecho usted durante<br />
mi ausencia? -Nada de particular: enseñar a Adèle como siempre. -Y palidecer mucho, de<br />
paso. Está tan pálida como la primera vez que la vi. ¿Qué le ocurre? -Nada, señor.<br />
-¿Acaso se acatarró usted la noche que estuvo a punto de ahogarme?<br />
-Nada de eso.<br />
-Vuelva al salón. Es muy pronto. -Estoy cansada, señor.<br />
Me miró un instante.<br />
-Sí, ya lo veo. Y también un poco deprimida. ¿Qué le sucede?<br />
-Nada, señor, nada. No estoy deprimida.<br />
-Lo está usted hasta el punto de que si hablásemos algunas palabras más, rompería<br />
usted a llorar... En fin, por esta noche la dispenso, pero es mi deseo que todas las noches<br />
acuda al salón. Retírese y envíe a Sophie a buscar a Adèle. Buenas noches, queri...<br />
Se interrumpió, apretó los labios y se fue bruscamente.<br />
XVIII<br />
Los días en Thornfield Hall transcurrían bulliciosos y alegres. ¡Qué diferentes eran<br />
de los primeros tres meses de soledad y monotonía que yo pasara bajo aquel techo! Todas<br />
las impresiones tristes parecían haber huido de la casa, todas las ideas sombrías parecían<br />
haberse olvidado. Era imposible atravesar la galería, antes siempre desierta, sin encontrar la<br />
elegante doncella de una de las señoras o el presumido criado de uno de los caballeros.<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
116