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Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

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gitanos? Sam acaba de decir que en el cuarto de la servidumbre se halla una vieja<br />

gibosa que se empeña en decirnos la buenaventura.<br />

-¡Vamos, coronel! -exclamó Mrs. Ingram-. ¿Cree que nos interesa una de esas<br />

impostoras? Mándenla irse en seguida.<br />

-No logramos convencerla de que se vaya, señora - -dijo el criado-. ¡Ni yo ni<br />

ninguno! Mrs. Fairfax ha tratado de persuadirla, pero ella se ha sentado en un rincón<br />

junto a la chimenea y asegura que no se irá mientras no la permitan entrar aquí.<br />

-¿Qué quiere? -preguntó Mrs. Eshton.<br />

-Decir la buenaventura; jura que es necesario hacerlo y que lo hará.<br />

-¿Qué aspecto tiene?<br />

-Es una vieja feísima y más negra que una sartén, señora. -¡Una verdadera<br />

hechicera! -gritó Frederick-. ¡Tráigala, tráigala!<br />

-¡Naturalmente! -agregó su hermano-. Sería muy lamentable perder tal<br />

oportunidad.<br />

-¿Qué locura estáis pensando, muchachos? -exclamó Mrs. Lynn.<br />

-Verdaderamente, una locura es -asintió la viuda Ingram.<br />

-Nada de eso, mamá -replicó Blanche, girando sobre el taburete del piano,<br />

donde se hallaba sentada en silencio, examinando partituras, al parecer-. Quiero que<br />

me predigan mi suerte. Mándela entrar, Sam.<br />

-¡Pero, querida Blanche!... ¡Comprende que...! -Yo comprendo todo lo que tú<br />

dices, pero quiero hacer lo que te digo. ¡Pronto, Sam!<br />

-¡Sí, sí, sí! -gritaron todos los jóvenes de ambos sexos-. Tráigala: nos<br />

divertiremos.<br />

-Tiene una traza que... -indicó el criado, vacilando aún.<br />

-¡Tráigala! -conminó Blanche.<br />

La reunión estaba muy excitada y se cruzaban risas y chanzas entre todos.<br />

Sam volvió a aparecer.<br />

-Ahora no quiere venir -afirmó-. Dice (son sus propias palabras) que no es su<br />

misión aparecer ante el vulgo, sino que debe ser llevada a un cuarto y dejada.<br />

Entonces sola recibirá allí, pero únicamente uno a uno, a quienes quieran<br />

consultarla.<br />

-Ya lo ves, reina mía... -comenzó Lady Ingram-. ¿Te das cuenta, ángel mío,<br />

de que...?<br />

-Llévela a la biblioteca-atajó el ángel-. Mi misión no es tampoco escuchar a<br />

esa mujer ante el vulgo. Deseo verla a solas. ¿Hay fuego en la biblioteca?<br />

-Sí, señora. Pero esa mujer parece un...<br />

-¡Basta de charla! Haga lo que le digo, y no sea cabezota.<br />

<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />

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