Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
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Mi pulso, mi corazón y mi brazo se paralizaron. El grito se apagó y no se repitió.<br />
Procedía sin duda del tercer piso. Encima de mí se sentía ahora rumor de lucha.<br />
Una voz medio sofocada gritó tres veces:<br />
Dios!<br />
-¡Socorro!<br />
Oí nuevos ruidos sobre el techo y una voz clamó: -¡Rochester: ven, por amor de<br />
Se abrió una puerta, alguien corrió por la galería. Sentí nuevas pisadas en el piso<br />
alto y luego una caída. El silencio se restableció.<br />
Acerté a ponerme alguna ropa, a pesar de que el horror paralizaba mis miembros.<br />
Salí de mi dormitorio. Todos los invitados habían despertado. Se sentían exclamaciones y<br />
murmullos de horror en todos los cuartos, las puertas se abrían una tras otra y la galería se<br />
llenaba de gente. Se oía decir: «¿Qué es?», «¿Qué pasa?», «Enciendan luz», «¿Hay<br />
fuego?», «¿Son ladrones?» Salvo la luz de la luna, que entraba por las ventanas, la<br />
oscuridad era completa. Todos corrían de un lado para otro, tropezándose, pisándose.<br />
Reinaba una confusión indescriptible.<br />
-¿Dónde diablo está Rochester? -gritó el coronel Dent-. No le encuentro en su<br />
alcoba.<br />
-Aquí, aquí -se oyó contestar-. Tranquilícense; ya vuelvo.<br />
La puerta del final de la galería se abrió y el dueño de la casa apareció llevando una<br />
bujía. Venía del piso alto. Miss Ingram corrió hacia él y le asió de un brazo.<br />
-¿Qué ha ocurrido? Díganoslo en seguida, sea lo que fuere.<br />
-¡Pero no me estrangulen! -repuso Rochester, viendo que las Eshton caían también<br />
sobre él y que las dos viudas, vestidas con sus amplias batas de noche, se dirigían también a<br />
su encuentro, como buques navegando a toda vela.<br />
-No pasa nada, no pasa nada -agregó-. Mucho ruido y pocas nueces. Sepárense,<br />
señoras: las voy a poner perdidas de cera.<br />
Ofrecía un aspecto terrible: sus ojos centelleaban. Dominándose con visible<br />
esfuerzo continuó:<br />
-Una criada ha tenido una pesadilla. Eso es todo. Se trata de una persona irritable y<br />
nerviosa. Ha soñado con una aparición y el miedo le ha producido un ataque. Les ruego que<br />
vuelvan todos a sus cuartos. Caballeros: den ejemplo a las señoras. Miss Ingram: estoy<br />
seguro que usted sabrá dominar ese inmotivado terror. Amy y Louisa: vuélvanse a sus<br />
nidos, como dos dóciles palomitas que son. Y ustedes, señoras -dijo, dirigiéndose a las<br />
viudas-, se acatarrarán si siguen más tiempo así en esta galería helada.<br />
Alternando las órdenes y las palabras amables, logró que todos volviesen a sus<br />
lechos. Yo me retiré al mío tan silenciosamente como lo había abandonado.<br />
Pero no me acosté: antes bien, me vestí por completo para prepararme a toda<br />
contingencia. Los ruidos y exclamaciones que yo oyera acaso no los hubiesen sentido los<br />
demás, ya que procedían del cuarto situado sobre el mío. Así, yo estaba segura de que lo de<br />
la pesadilla de una criada había sido mera invención para tranquilizar a los invitados. Una<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
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