12.05.2013 Views

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

marido. Ahora bien, como compañera y amiga, espero no resultar desagradable a mi<br />

querido dueño.<br />

-¿Desagradable? ¿Volver a apreciarte? ¡No te dejaré de apreciar nunca! No sólo<br />

te apreciaré, sino que he de amarte con sinceridad, fervor y constancia.<br />

-¿No es usted caprichoso?<br />

-Con las mujeres que sólo me gustan por su aspecto, soy un verdadero demonio<br />

cuando descubro que no tienen alma ni corazón, cuando abren ante mí las perspectivas de<br />

su mal carácter, su vulgaridad y su estupidez. Pero para una mujer de límpidos ojos, de<br />

lengua elocuente, de alma ardorosa, de carácter flexible y firme, dócil y enérgico a la vez,<br />

seré siempre fiel y afectuoso.<br />

-¿Ha conocido usted a alguien así? ¿Ha amado a alguien que fuera de tal modo?<br />

-Amo ahora a una persona así.<br />

-Pero, antes que a mí, ¿no ha amado a nadie que encarnara un tipo tan difícil de<br />

encontrar?<br />

-<strong>Jane</strong>: nunca he hallado a nadie como tú. Nadie me ha sometido, nadie ha influido<br />

tan dulcemente como tú lo has hecho. Esta influencia que ejerces sobre mí es mucho más<br />

encantadora de cuanto se pueda expresar. Pero ¿por qué sonríes, <strong>Jane</strong>?<br />

-Estaba pensando (y perdóneme, porque la idea ha acudido involuntariamente a mi<br />

mente) en Hércules y Sansón y en sus respectivas amadas.<br />

-¿Y en qué más, duendecillo mío?<br />

-Pensaba que si aquellos caballeros se hubiesen casado, su severidad como maridos<br />

hubiera superado en mucho a su dulzura de enamorados. Y sospecho que a usted le pasará<br />

igual. Me agradaría saber cómo contestará cuando de aquí a un año le pida cualquier favor<br />

que usted no juzgue oportuno concederme.<br />

-Pídemelo ahora, <strong>Jane</strong>. ¿Qué más da? -Lo haré así.<br />

-Habla. Pero si me miras y sonríes de ese modo, te prometeré hacer lo que me<br />

solicites antes de saber lo que es, y quizá con ello haga una tontería.<br />

-No lo creo. Sólo quiero que no haga traer las joyas y que no me corone de rosas.<br />

Sería tan ilógico como si mandara bordar en oro ese sencillo pañuelo que lleva usted.<br />

-Más bien querrás decir que sería como dorar el oro... Bien: se te concede por ahora<br />

lo que pides. Rectificaré la orden que he enviado a mi banquero. Pero esto no es pedir, sino<br />

obtener que se te deje de hacer un don. Pídeme otra cosa, pues.<br />

-Entonces, señor, le ruego que satisfaga mi curiosidad sobre cierto extremo.<br />

-¿Cómo? -dijo, con alguna turbación-. Las peticiones que hace la curiosidad son<br />

arriesgadas. Celebro no haber prometido complacerte en todo.<br />

-Ningún riesgo puede haber en satisfacer esa curiosidad.<br />

-¿Tú qué sabes, <strong>Jane</strong>? Acaso, a hacerme preguntas sobre algo que convenga<br />

mantener en secreto, prefiriera que me pidieses la mitad de mis bienes.<br />

<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />

168

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!