Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
-¿Y para qué necesito la mitad de sus bienes? ¿Acaso se figura que soy un judío<br />
usurero? Prefiero conseguir las confidencias de usted. ¿Va usted a excluirme de sus<br />
confidencias cuando me acepta en su corazón?<br />
-No te rehusaré ninguna confidencia confesable, <strong>Jane</strong>; pero, por amor de Dios, no te<br />
obstines en que te haga confidencias inútiles.<br />
-¿Por qué no obstinarme? Usted mismo me ha dicho que lo que le place de mí es mi<br />
fuerza de persuasión. En resumen, ¿por qué se empeña usted en hacerme sufrir dándome a<br />
entender que iba a casarse con Blanche Ingram?<br />
-¿No es más que eso? ¡Menos mal! -y sonrió, desarrugó el entrecejo y pasó la mano<br />
por mi cabellera, con la satisfecha expresión de quien ha visto alejarse el peligro-. He<br />
fingido cortejar a Blanche Ingram porque deseaba que te enamoraras tan locamente de mí<br />
como yo lo estaba de ti. Sabía que los celos eran el mejor modo de conseguir lo que me<br />
proponía.<br />
-¡Admirable! Es usted más pequeñito que la punta de mi meñique. ¿No le daba<br />
vergüenza? ¿Cómo jugaba así con los sentimientos de Blanche?<br />
-Todos sus sentimientos se reducen a uno: el orgullo. Y conviene humillarlo.<br />
¿Estabas celosa, <strong>Jane</strong>? -Eso no le interesa. ¿Cree que Blanche Ingram no sufrirá con el<br />
proceder de usted? ¿No piensa que se considerará abandonada y desairada?<br />
-Ya te he dicho que es ella quien me ha abandonado a mí. El pensar en mi<br />
insolvencia enfrió o, mejor dicho, extinguió su ardor instantáneamente.<br />
-Es usted original, Mr. Rochester. Tiene usted principios muy extraños.<br />
-Si hubiesen sido encauzados cuando empezaban a desarrollarse, mis principios no<br />
serían como son.<br />
-En serio: ¿cree que puedo gozar de esta gran alegría sin amargármela con el<br />
pensamiento de que otra mujer sufre lo que yo sufría antes?<br />
-Puedes, chiquita mía. No hay nadie en el mundo que me quiera como tú. Ya ves,<br />
<strong>Jane</strong>, que tengo el consuelo de creer que me quieres.<br />
Puse mis labios sobre su mano, que estaba apoyada en mi hombro. Le amaba<br />
mucho, en efecto, más de lo que yo pudiera decir, más de cuanto las palabras pueden<br />
expresar.<br />
-Pídeme algo más -dijo-. Mi mayor placer es complacerte.<br />
-Entonces manifieste usted sus propósitos a Mrs. Fairfax antes de que yo la vea.<br />
Ayer nos sorprendió en el vestíbulo y se extrañó. Me disgusta que una mujer tan bondadosa<br />
como ella me juzgue mal.<br />
-Vete a tu cuarto y ponte el sombrero -dijo-. Tienes que acompañarme a Millcote.<br />
Entretanto, yo hablaré a la buena señora.<br />
Me vestí rápidamente y, cuando sentí a Mr. Rochester salir del gabinete de Mrs.<br />
Fairfax, me dirigí allí. La anciana había estado leyendo la Biblia; el tomo se hallaba abierto<br />
y tenía las gafas puestas sobre él. Parecía haber olvidado su ocupación, interrumpida por la<br />
noticia que Rochester le diera, y sus ojos, fijos en la blanca pared, expresaban la sorpresa<br />
<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />
169