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Charlotte Brontë Jane Eyre I - Rincon-Spanish

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-Me parece que no me conoce usted, señorita -dijo-. Pero yo a usted, sí. Me<br />

llamo Leaven y era cochero en casa de Mrs. Reed cuando usted vivía allí hace ocho o<br />

nueve años.<br />

-¡Oh, Robert! ¿Cómo está usted? Le recuerdo muy bien. Solía usted montarme<br />

en la jaquita de Georgiana. ¿Y Bessie? Porque es usted marido de Bessie, ¿verdad?<br />

-Sí, señorita. Bessie está bien, gracias a Dios. Hace dos meses ha tenido otro<br />

pequeño. Ya son tres con éste. Todos están bien.<br />

-¿Y mis parientes, Robert? ¿Cómo se encuentran? -Siento decirle que mal.<br />

Sufren una gran desgracia. -Confío que no haya muerto ninguno -dije, dirigiendo una<br />

mirada al vestido negro del cochero.<br />

-Mr. John ha muerto en Londres hace una semana.<br />

-¡John! -Sí. -¿Y cómo está su madre?<br />

-¡Figúrese! Mr. John hacía una vida muy extraña y su muerte lo ha sido más aún.<br />

-Bessie me dijo que no se comportaba bien. -¡Quia! Hacía una vida pésima,<br />

derrochando su dinero y su salud entre las peores gentes que podía encontrar. Dos veces ha<br />

estado preso por deudas. Su madre le ayudó a salir, pero en cuanto se halló libre volvió a<br />

sus vicios y a sus malas compañías. Creo que no estaba bien de la cabeza y las gentes con<br />

quienes trataba le acabaron de echar a perder. Hace tres meses fue a casa y pidió a la señora<br />

que le diera todo cuanto poseía. La señora se negó, porque sus bienes han mermado mucho<br />

como consecuencia de las locuras de su hijo. Él se fue y ahora hemos sabido su muerte. ¡Y<br />

qué muerte! Dicen que se ha suicidado...<br />

Yo estaba anonadada. Robert Leaven continuó. -La señora, a pesar de ser robusta,<br />

hace tiempo que no está bien de salud. Las pérdidas de dinero y el temor a la pobreza la han<br />

empeorado. Y la brusca noticia del suicidio del señorito le produjo un ataque. Durante tres<br />

días estuvo sin habla. El martes pasado parecía encontrarse mejor. Hacía señas a mi mujer,<br />

como si quisiera decirle algo. Pero sólo ayer por la mañana pudo Bessie entender lo que le<br />

decía: «Tráigame a <strong>Jane</strong>, tengo que hablarla.» Aunque Bessie no tenía certeza de que la<br />

señora supiese lo que decía, habló a las señoritas, aconsejándolas que enviasen a buscarle a<br />

usted. Las jóvenes se indignaron, pero su madre repitió: «<strong>Jane</strong>, <strong>Jane</strong>», tantas veces, que<br />

acabaron consintiendo. Salí de Gateshead ayer y quisiera llevarla mañana por la mañana.<br />

-Iré, Robert. Creo que debo hacerlo.<br />

-También yo lo creo, señorita. Bessie decía que estaba segura de que usted no se<br />

negaría a ir. Tendrá que pedir permiso, ¿no?<br />

-Sí; ahora mismo voy a solicitarlo.<br />

Y dejando a Leaven al cuidado de John y de su mujer, fui en busca de Mr.<br />

Rochester.<br />

No le hallé ni en el salón, ni en el patio, ni en las cuadras. Pregunté por él a Mrs.<br />

Fairfax y me dijo que debía de estar jugando al billar con Blanche Ingram. Llegué al cuarto<br />

de billar. Oí las voces de Rochester, Blanche, las Eshton y sus admiradores, que estaban<br />

jugando. Aunque me disgustaba interrumpirles, no tuve más remedio que abordar al dueño<br />

de la casa, porque mi viaje no se podía diferir. Blanche me miró como preguntándose:<br />

<strong>Brontë</strong>, <strong>Charlotte</strong>: <strong>Jane</strong> <strong>Eyre</strong><br />

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