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—No sabía si mencionarlo o no.
—No te preocupes —lo tranquilizó ella—. Estoy cansada de que la gente se compadezca de
mí e intenten ser cautelosos con mis sentimientos.
—Supongo que yo también soy un poco susceptible respecto a mis cosas —reconoció—.
Habrás oído que Bryony y yo rompimos...
—Eavan me lo comentó.
—Se estaba acostando con mi mejor amigo. —Paul no pudo ocultar la amargura de su voz.
—¡No! —Claire estaba horrorizada—. No lo sabía.
Paul asintió con la cabeza.
—No es algo de lo que presumir precisamente —le explicó.
Ella asintió.
—Así que te comprendo cuando dices que no quieres compasión —añadió—. Sé que lo que
pasó entre Bry y yo fue completamente diferente, pero uno tiende a tener la sensación de que
la gente te mira y habla sobre ti, y se compadece...
—Sí —convino ella.
Él miró su copa casi vacía y pidió otra ronda.
—Sin embargo, ya lo he superado —dijo después de que el camarero les sirviera.
—¿Has conocido a alguien en Oz? —preguntó ella.
Súbitamente, y para el espanto de Claire, Paul comenzó a llorar. Ella miró a su alrededor
avergonzada. No estaba segura de lo que se suponía que tenía que hacer.
—¿Paul? —Lo miró nerviosa.
—Conocí a un par de mujeres y me acosté con ellas, pero no significó nada. Te he mentido,
no he superado lo de Bryony en absoluto.
Claire tragó saliva.
—Y aquí estoy, con falsas intenciones, porque siempre me has gustado y todo eso, pero no
quiero conocer a nadie todavía, y si quisiera, para ser honesto, Claire..., tú y Bill..., tampoco
sería capaz de lidiar con eso.
Claire no sabía qué decir. Al final le rodeó los hombros tentativamente con el brazo y le dijo
que lo entendía a la perfección.
—Pero me odiarás por haberte sacado de tu casa en una noche de mierda como ésta.
Apostaría lo que fuera a que Eavan te ha obligado a salir conmigo porque puede que yo le
haya dado la impresión de que me gustas. Y me gustas un poco, Claire, bueno, siempre me
has gustado... pero todavía no estoy preparado.
—¿Sabes?, Paul, eso.., eso está bien. —Claire esperaba que no se le notara en la voz el
alivio que sentía al saber que Paul no estaba interesado en ella de verdad—. Tú también me
gustabas un poco.
Y tienes razón sobre Bill y yo. Sin lugar a dudas, yo tampoco estoy preparada. Pero para
que lo sepas, no he hablado con Eavan sobre ti. —Cruzó los dedos.
—Nunca creí que me deprimiría por una maldita mujer. —Paul sacó un pañuelo del bolsillo y
se sonó la nariz.
—Lo superarás. —Claire se oyó a sí misma decir las palabras que la gente le había dicho
tantas veces antes y que nunca se había creído del todo.