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tenía dejar que destrozaran tu corazón en el intento?<br />

Phydough estaba dormido debajo del enorme arbusto de lilas de California, en la parte de<br />

atrás del jardín, pero en cuanto Claire abrió la puerta de la cocina, el perro dio un salto y fue<br />

hacia ella brincando. Se agachó y hundió la cara en su suave pelaje. Lo increíble de los<br />

animales era que nunca decían nada que pudiera herirte, nunca te criticaban o te hacían sentir<br />

que en tu vida hubiera cosas que no eran como debían.<br />

—Deja que me ponga las chanclas y nos vamos a pasear —le dijo al perro—, he sido una<br />

tonta y me he vuelto a poner zapatos de piel, aunque esta vez sin tacón.<br />

Phydough ladró aprobando los planes. Se sentó pacientemente en la entrada hasta que ella<br />

bajó y le enganchó la correa al collar.<br />

—Sólo una vuelta corta alrededor de la manzana, no te olvides de que te he sacado a la<br />

hora de comer, ¿eh? —le advirtió.<br />

«¿Será que estoy un poco loca? Me cuesta menos tener una conversación con un perro que<br />

con la gente.»<br />

Cuando llegaron al final de la calle, Phydough se volvió para ir hacia la playa, pero Claire<br />

tiró de la correa en dirección contraria.<br />

—Tengo que comprar leche —le explicó—. Además, la última vez que fuimos allí me<br />

avergonzaste derribando a una persona.<br />

Y puede que se comportara muy groseramente, pero desde luego se puede decir que<br />

tuvimos suerte de que no nos amenazara con denunciarnos por daños emocionales o algo así.<br />

Phydough siguió trotando a su lado, feliz de oír el sonido de su voz y despreocupado por lo<br />

que estaba diciendo en realidad.<br />

—Eh, Phy, mira eso. —Se detuvo delante de una tienda de la zona comercial de Marino<br />

Mart—. Es una tienda nueva.<br />

La fachada de ésta estaba pintada de color verde oscuro y alrededor de las letras del<br />

nombre, que era Floristería Taylor, se enroscaban flores de colores. Claire se acercó al<br />

escaparate, pero era imposible ver mucho a través de la reja verde de seguridad. Un cartel en<br />

el cristal decía infórmate sobre nuestro servicio de jardinería.<br />

—¿Debería hacerlo? —Miró al perro—. Phy, el arbusto bajo el que estabas durmiendo<br />

ahora tendría que ser pequeño, y estar limpio, sin embargo crece casi salvaje.<br />

Phydough tiró de la correa para darle a entender a Claire que ya estaba aburrido de estar<br />

fuera de una floristería, aunque fuera tan bonita como la Floristería Taylor.<br />

—La cuestión es que era el jardín de Bill —continuó Claire—. Sería horrible ver a otra<br />

persona trabajando allí.<br />

Phydough ladró.<br />

—Pero sé que no le gustaría nada ver el caos en que se ha convertido ahora —dijo con<br />

tristeza—. Y no puedo permitir que siga creciendo y creciendo, ¿no? Está bien —añadió<br />

cuando el perro ladró nuevamente—. Ya nos vamos.

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