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trabajo, estás absolutamente fantástica.<br />
—Tiene razón —estuvo de acuerdo Claire.<br />
—Gracias. —Baleen se sonrojó un poco mientras se miraba (por enésima vez) en el<br />
pequeño espejo de la cocina—. Has hecho un trabajo increíble, Georgia.<br />
—Lo sé. —Ésta parecía satisfecha al mirar a su abuela.<br />
El cabello normalmente ondulado y entreverado de canas de Eileen había sido domado en<br />
un elegante peinado, que se mantenía gracias al gel fijador favorito de Georgia. El cambio de<br />
estilo le quitaba unos diez años y, a pesar de que seguía llevando gafas (le había dicho a<br />
Georgia que no podía quitárselas o iría chocando con todo), su cara estaba mucho más<br />
despejada, sin el pelo cayéndole alrededor. Georgia se había sorprendido al descubrir que<br />
Eileen también tenía motas color ámbar en sus ojos relativamente oscuros; con la ayuda de la<br />
base de maquillaje que Claire le había prestado, casi parecía continental.<br />
—Estás muy chic —le dijo a Eileen—, como una parisiense de mediana edad.<br />
Eileen se echó a reír.<br />
—Como una anciana parisiense tal vez.<br />
—No, lo digo de verdad. —Georgia estaba seria—. El maquillaje te sienta bien. Tendrías<br />
que ponértelo más a menudo.<br />
—Normalmente no me tomo la molestia —reconoció Eileen.<br />
—Mamá y tú, vaya par. —Georgia suspiró teatralmente—. Yo hago lo que puedo, pero de<br />
qué me sirve si las dos hacéis oídos sordos a mis consejos.<br />
—Por lo menos yo llevo maquillaje —dijo Eileen mirando acusadoramente a Claire.<br />
—Y yo llevo crema hidratante con color —exclamo ésta—. ¡Y colorete!<br />
—Mamá no se maquilla —le explicó Georgia a Eileen—Aunque siempre le digo que un<br />
pintalabios más oscuro le quedaría bien.<br />
—Oh, calla de una vez. —Pero Claire sonrió al decirlo.<br />
Ella también se miró al espejo. Aunque se había maquillado con discreción, sabía que el sol<br />
había dado un brillo saludable a su cara y a su cuerpo. Llevaba el vestido verde de algodón<br />
que se había puesto para la comida con Lacey y Con, porque sabía que el verde le sentaba<br />
bien, y se había recogido el cabello, color canela, en una cola floja sujeta con una goma verde<br />
brillante. Creía que estaba bien. Tal vez un poco mejor que bien, porque aunque una parte de<br />
ella sentía aprensión por el acontecimiento, otra estaba claramente animada. Y esa parte le<br />
confería brillo a sus ojos.<br />
Apartó la vista de su reflejo y observó a su hija. Tuvo que reprimir con firmeza su reacción<br />
inicial al ver que Georgia se había puesto una falda anaranjada imposiblemente corta, y un top<br />
por encima del ombligo estampado con una pareja abrazada en color amarillo. No cabía duda<br />
de que Georgia tenía cuerpo para llevar aquel modelo sin concesiones. De hecho, había<br />
pensado Claire horrorizada, Georgia estaba increíblemente sexy y mayor, con el pelo<br />
engominado y pintada de modo que sus ojos grisáceos parecían los de una cantante de rock, y<br />
sus labios, deseables y carnosos. ¿Cómo demonios se había transformado en esa criatura<br />
que tenía delante de los ojos?, se preguntó. «¿Qué le ha pasado a mi hijita? ¿Y cómo<br />
demonios la voy a mantener alejada de los predadores durante los próximos años siendo tan<br />
guapa?»<br />
—La verdad, no estoy segura de que me guste el vino. —Georgia dejó la copa en la mesa