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—Objetivos imposibles, directivos incompetentes —amplió Lacey.<br />
—Quizá Lacey sepa de algo que sea apropiado para Glenn. —Claire miró indecisa a Eavan<br />
y a Lacey.<br />
—Estoy segura de que Glenn ya te ha enviado su currículum —comentó Eavan abatida—.<br />
Lo ha enviado prácticamente a todas partes.<br />
—Lo comprobaré —dijo Lacey—. Si no lo ha enviado, entonces pídele que lo haga.<br />
Trabajamos mucho en el sector, pero no somos de las primeras empresas que le vienen a la<br />
gente a la cabeza.<br />
—Glenn Keating. —Eavan le dio su nombre, y también su dirección.<br />
—Lo comprobaré —le aseguró Lacey—. Ahora, será mejor que vuelva con Con. —Se calzó<br />
los zapatos e hizo una mueca de dolor—. Las tiritas ayudan —dijo—, pero algún día recordaré<br />
que tengo que llevar zapatos planos.<br />
Volvió al jardín mientras Claire intentaba convencer a Eavan de que tener a Lacey de su<br />
lado era positivo, y que sólo sería cuestión de tiempo que saliera algo.<br />
—Tal vez tengas razón. —Eavan suspiró profundamente—. Mira, ¿te importa si me voy a<br />
casa? No puedo llegar tarde porque Candida tiene que irse. Si Glenn aparece... —Eavan tragó<br />
saliva—. No lo hará. Pero si lo hace, dile que lo veré en casa.<br />
Claire asintió y acompañó a su amiga a la puerta. Deseaba poder hacer algo por ella, pero<br />
no sabía cómo ayudarla. Seguir diciéndole que todo saldría bien era peor. ¿Cómo demonios<br />
podía decir nadie si algo saldría bien o no?, pero la idea de que Glenn y Eavan, que habían<br />
sido tan felices juntos, pudieran perderlo todo, era sencillamente terrible.<br />
Volvió al jardín. Las llamas de las antorchas iluminaban el crepúsculo y las luces que<br />
Georgia había colgado en el árbol brillaban con todos los colores del arcoíris. Las luces que<br />
había puesto Nate en la rocalla eran verdes y blancas. El aroma a carne y carbón flotaba en el<br />
ambiente, pero era agradable, olía a aire libre. Phydough estaba tumbado en el patio,<br />
meneando la cola suavemente, satisfecho porque, al final, los amigos de Georgia se habían<br />
compadecido de él y le habían dado un plato de salchichas. Estos estaban sentados bajo el<br />
manzano. Por lo que Claire podía ver, parecían muy contentos. Georgia era el centro del grupo<br />
y hablaba animadamente, mientras bebía una botella de agua.<br />
—Es todavía más bonito por la noche —comentó Sarah Taylor, que estaba a su lado.<br />
—Sí —convino Claire incómoda. No quería hablar con Sarah. No había forma de que<br />
supiera que Claire había estado fantaseando con su marido, pero ella se sentía como si Sarah<br />
pudiera averiguarlo si estaban juntas el tiempo suficiente.<br />
—Nate ha disfrutado mucho trabajando aquí —prosiguió Sarah—. No le había visto tan<br />
entusiasmado con un trabajo desde hacía años.<br />
—Ha trabajado duro.<br />
—Se iba silbando por las mañanas. —Sarah sonrió a Claire en la penumbra—. No lo había<br />
oído silbar desde antes de Felicity.<br />
Claire se puso tensa.<br />
—Ella le rompió el corazón, ¿sabes? —le contó Sarah—. Él solía ser un tipo increíble, tan<br />
extrovertido y entusiasta. Entonces se casó con ella y, bang, todo fue horriblemente mal.<br />
—¿Lo conocías antes de su primer matrimonio?<br />
—Naturalmente —respondió Sarah—. Lo conozco desde que era pequeña. Somos primos.