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—Tal vez con toda esa gente alrededor sí —reconoció Steve.
Los dos se miraron, Steve joven y desafiante, Con mayor y enfadado. Georgia se sentía
latir el corazón en la garganta. Se preguntó si vomitaría.
—Tendré que hablar con tu madre, jovencita. —La furia había desaparecido de la voz de
Con.
—No lo había visto en siglos —explicó Georgia—. Nos conocimos en Galway. Nos
estábamos poniendo al día.
—¡Espero que no hicierais estas cosas en Galway!
—Por supuesto que no. —Georgia se mordió el labio—. Abuelo, tú sabes cómo es ser
joven. Lo que quiero decir, abuelo, es que tú y la abuela... y ahora Lacey y tú... —Su voz se
apagó.
—Nosotros somos adultos —dijo Con.
—Sí, pero me apuesto lo que sea a que os besáis. —La voz de Georgia era desafiante.
De repente, Con se echó a reír.
—Sí, lo hacemos.
—¿Lo ves? —dijo Georgia.
—Pero tú tienes catorce años —replicó Con—. Y la verdad, no creo que...
—Sólo nos estábamos besando —repitió Steve.
—Vale, vale. —Con negó con la cabeza—. Os habéis besado. Ahora volved a la barbacoa
conmigo. Georgia, quiero presentarte a Lacey. Se muere de ganas de conocerte.
—Claro, abuelo.
Entonces, Con recibió un beso de Georgia, un suave beso en la mejilla antes de que se
apresurara a volver al césped con él, con Steve siguiéndoles.
—Hola, Claire. —Nate estaba de pie, en el patio, con un plato de comida lleno en la mano
—. Es una fiesta fantástica. El jardín está precioso.
—Realmente increíble —convino Sarah, que estaba a su lado. Le sonrió a Claire mientras
pinchaba una salchicha del plato de Nate—. Hizo un buen trabajo, ¿verdad?
—Sí —contestó Claire—, aunque el diseño es de mi marido.
—Nate me lo contó —explicó Sarah—. Tenía buen ojo para los jardines.
—Era su gran afición.
—Falleció ¿no es así? —Los ojos azules de Sarah se mostraban comprensivos.
—Así es —confirmó Claire brevemente—En un accidente. Cuando estábamos de
vacaciones.
Nate y Sarah intercambiaron una mirada.
—Lo siento —dijo Sarah.
—La vida sigue adelante. —Claire era consciente de que su tono de voz era artificialmente
animado. Y de que nunca había hablado del accidente de una forma tan frívola. Sintió como si
se fuera a desmayar. Todavía le gustaba Nate. Le gustaba de verdad. Incluso con su hermosa
mujer al lado. Eso estaba realmente mal. No tendría que haberles invitado.