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le había contado, lo consideraban una molestia. Les gustaba hacer sus cosas y él siempre<br />
estaba en medio. Por eso lo mandaban a campamentos, o a visitar familiares, mientras ellos<br />
hacían su vida. Los dos eran académicos, estudiosos de historia celta, y daban clases de<br />
diversos aspectos de la misma por todo el mundo. Steve le había explicado que estaba<br />
orgulloso de su herencia, pero que estaba harto de que se la metieran a la fuerza. Fue<br />
entonces cuando ella dejó de llamarle Stiofán y empezó a llamarlo Steve. Además, le dijo, era<br />
más fácil escribirlo en la agenda del móvil.<br />
Georgia contestó a su mensaje, en el que le preguntaba cómo estaba y le contó que el<br />
estudio era increíble, que tendría una habitación de invitados pronto y que esperaba que<br />
alguna vez fuera a visitarla. No pudo evitar sonrojarse cuando leyó su respuesta, que decía que<br />
ni los caballos salvajes serían capaces de detenerlo. Y había terminado el mensaje con un tq<br />
S, que le produjo un cálido sentimiento.<br />
Las dos camas individuales llegaron aquella tarde, y Georgia y Claire las montaron, de<br />
modo que la sala de espera ya era una habitación de invitados completamente equipada.<br />
Después trasladaron las cosas del colegio de Georgia de su antigua habitación al estudio.<br />
Cuando acabaron, Claire tenía calor, estaba sudada y quería darse un baño, mientras que<br />
Georgia se dejó caer en el puf y le pregunte» si podía invitar a Robyn para que viera cómo<br />
había quedado todo.<br />
—Claro —contestó Claire mientras subía.<br />
Preparó el baño, añadió esencia de rosas en el agua y se metió agradecida en la bañera.<br />
Oyó a Georgia correr escalera arriba y golpear la puerta para decirle que Robyn no podía ir<br />
porque Leonie, su madre, había organizado una cena familiar aquella noche, pero que estaba<br />
bien si ella se pasaba por allí, si no le importaba a Claire.<br />
—En absoluto —respondió ésta a través de la puerta cerrada. Sonrió mientras Georgia<br />
bajaba haciendo un ruido estrepitoso y cerraba de un golpe la puerta al salir. De repente, la<br />
casa se quedó en silencio. Una tranquilidad bienvenida, pensó Claire. Aunque era<br />
absolutamente maravilloso tener a Georgia de vuelta, también era bastante agradable volver a<br />
tener un tiempo a solas de vez en cuando.<br />
Dormitó en el agua tibia, dejando que su mente entrara y saliera de los problemas que la<br />
fastidiaban. Eileen y la venta de la casa. Con y Lacey. Eavan y Glenn... Eavan la había llamado<br />
la noche anterior para decirle que había hablado con Glenn y que habían arreglado las cosas<br />
entre ellos, aunque arreglar las cosas en un sentido general era más complicado. Claire estaba<br />
contenta de que la pareja afrontara el problema juntos. No importaba lo que pasara, pensó, las<br />
cosas siempre son más fáciles cuando tienes a alguien con quien compartir la carga.<br />
Oyó el teléfono en el piso de abajo, pero lo ignoró. Tenía el móvil apoyado en el alféizar. Si<br />
era Georgia, llamaría al móvil. Si era cualquier otra persona... bueno, no le apetecía hablar con<br />
nadie. Estaba relajada, y no lo estaría lo más mínimo si se envolvía en una toalla y corría hacia<br />
el teléfono antes de que éste dejara de sonar. Dejó de hacerlo. Claire se relajó un poco más.<br />
Después cogió el exfoliante corporal que Georgia le había regalado las navidades anteriores y<br />
se lo extendió por todo el cuerpo.<br />
El vello de las piernas, que se había afeitado la noche de la Cena a Oscuras, había vuelto a<br />
crecer. Antes del accidente solía depilarse con cera, pero después, a causa de sus cicatrices,<br />
le daba miedo. Sin embargo, la cuchilla no era tan buena como la cera. Y sus heridas ya<br />
habían sanado. Ahora sólo eran marcas. Salió de la bañera, se envolvió en una toalla y abrió el<br />
armario. Todavía tenía papeles de cera fría. Frunció el cejo y buscó la fecha de caducidad. No