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CAPÍTULO 22
Pyracantha (espino de fuego): duro y resistente, grupos de
flores pequeñas. Frutos rojos, blancos o amarillos. Utilizar guantes
para podar.
EAVAN TODAVÍA NO HABÍA HABLADO seriamente con Glenn.
No había sido capaz de reunir valor durante el fin de semana. Él había propuesto organizar
una barbacoa el sábado por la tarde e invitar a los vecinos de ambos lados. Había sido
divertido, y Eavan observó que Glenn no bebía nada aparte de agua fría durante todo el día.
De hecho, si alguien se había excedido con el alcohol, habían sido ella y Ruth Gorman, la
vecina de al lado, que se habían acabado dos botellas de Chardonnay entre las dos. Ésa era
la razón por la que no había hablado con su marido el domingo: tenía resaca.
El lunes por la mañana ya se sentía mejor, y fue al supermercado y arrastró el carrito por
los pasillos. Cuando volvió al coche con Saffy, chilló enfadada al ver un nuevo arañazo en la
puerta del acompañante. Era la segunda vez que le rayaban el coche en el aparcamiento del
supermercado y no tenían siquiera la decencia de dejarle una nota.
El arañazo era superficial. Lo comprobó una vez más cuando llegaron a casa. Podría haber
sido peor. Se preguntó si Glenn preferiría que pidiera hora en el taller para que lo retocaran o
si sería igual de rápido y fácil que se lo hiciera un chapista. Frunció el cejo tratando de
recordar si Jim Trench, un amigo de Glenn, hacía trabajos de pintura o de motor. Cogió el
teléfono y presionó la tecla en la que tenía memorizado el número de Glenn.
—Trontec, está hablando con Mary, ¿puedo ayudarle?
Eavan apretó los dientes. Había llamado a la empresa en vez de al móvil, como Glenn le
había dicho. Si la centralita de Trontec hubiera sido automática, como la de tantos lugares hoy
en día (lo que la ponía enferma), Eavan habría colgado, pero ya que la había atendido una
persona de verdad, no lo hizo y preguntó en cambio por Glenn.
—Glenn Keating —repitió la recepcionista con el soniquete que muchas utilizaban—. ¿Qué
departamento?
—Ventas. —Eavan decidió no mencionar que Glenn era el gerente ejecutivo de ventas.
Estaba claro que la chica que estaba al teléfono era nueva en la empresa y no estaba
familiarizada con el personal.
—Disculpe, pero ese nombre no me sale en la pantalla.
—Trabaja con Jarlath O’Connor y Stephen Liddel —amplió Eavan.
—Le paso con Jarlath —dijo la recepcionista, y apretó un botón.
Eavan había estado a punto de decirle que no se molestara, que localizaría a Glenn en el
móvil, pero ya era demasiado tarde.
—Jarlath O’Connor.
—Hola, Jarlath, soy Eavan Keating—dijo—, disculpa que te moleste, pero la recepcionista
me ha pasado directamente. Está claro que es nueva.
—Mmm, sí, cierto. ¿Cómo estás, Eavan? ¿Cómo van las cosas?