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la encontraba.
—Qué demonios —masculló, y abrió el paquete.
Se le humedecieron los ojos al arrancarse la primera tira de la pierna. Se le había olvidado
lo doloroso que podía ser aquello. Pero insistió, pegando y despegando las tiras sin piedad
mientras las lágrimas le rodaban por las mejillas. Por lo que recordaba, la primera vez era la
peor. Y dolía más si utilizabas la cuchilla entre cera y cera. Pero bueno... Dio unos saltitos en
el baño a causa del hormigueo de las piernas. Tenía crema calmante en el armario. Se la
extendió sobre la piel irritada y se preguntó por qué se le habría ocurrido que merecía la pena
volver a hacer aquello.
Georgia llegó a casa a las seis, y se unió a Claire y a Phydough (al que Claire había sacado
a pasear después del baño) en el jardín. El perro ladró para darle la bienvenida, mientras que
Claire dejaba la revista que estaba leyendo y se colocaba las gafas de sol en la cabeza.
—Hay problemas en casa de Robs —comentó Georgia mientras se dejaba caer en una silla
del jardín—. El desgraciado de Pete quiere dejar de pasarle la pensión a su madre.
—No uses esa expresión para referirte al padre de Robyn —la reconvino Claire.
—Ella lo hace.
—Aun así.
—Pero no está bien, ¿verdad? —preguntó—. Porque Robs es su hija, y lo normal sería que
él quisiera asegurarse de que ella está bien; pero no es así.
—No, no está bien. —Claire recordó a Pete Grainger, que había abandonado a Leonie en el
sexto cumpleaños de Robyn. Ella había estado en la fiesta con Georgia por la tarde, y la casa
estaba invadida por hordas de niños gritones. Leonie y sus dos hermanas habían estado
supervisándolo todo, y con el jaleo, nadie se había dado cuenta de que Pete no estaba. De
hecho, hasta que la fiesta no acabó y la mayoría de los niños se fueron a sus casas, Leonie no
notó que su marido no estaba en casa. Entonces subió la escalera, abrió el armario y vio que
faltaba la mayor parte de la ropa, así como todo el dinero de su cuenta común. Y su
pasaporte. Pete estuvo desaparecido seis meses antes de reaparecer con una novia nueva
embarazada y una demanda por la mitad del valor de la casa.
Claire suspiró. ¿Cómo podían algunos hombres ser tan horribles mientras había otros tan
maravillosos ahí fuera? ¿Y cómo se podía saber cuál era cuál? Al final, recordó, Leonie había
conseguido el dinero para pagarle a Pete, pero también había obtenido una pensión de
manutención para Robyn; sin embargo, ahora él ya no quería darle ni eso.
—Robs dice que prefiere que no le dé el dinero —siguió contándole Georgia—, pero su
madre cree que es una cuestión de principios.
Claire asintió.
—Su madre cree que tendrá que acabar llevándolo a los tribunales, aunque podría costarle
más de lo que va a conseguir. Al parecer, Mike está realmente enfadado con todo esto,
porque Pete ha dicho que, ya que Robyn ha adoptado su nombre, él debe pagar por ese
honor.
—¡Vaya! —exclamó Claire.
—¿Por qué la gente complica tanto las cosas? —quiso saber Georgia.