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—Gracias. —Alan se puso de pie y extendió la mano—. Gracias por todo.
—De nada —dijo Eileen—. Ha sido un verdadero placer.
Georgia y Robyn estaban tomando el sol en el paseo marítimo. Robyn llevaba un top corto
rosa pastel y unos pantalones blancos muy cortos. Georgia llevaba un top parecido de color
verde esmeralda y una de las minifaldas que Claire le había comprado antes de irse.
—¿Has sabido algo de Peadar hoy? —preguntó Georgia mientras se tumbaba sobre la
espalda y miraba una gaviota revolotear.
—Me ha mandado un mensaje esta mañana —dijo Robyn—. Va a intentar que sus padres
vengan a Dublín el fin de semana. ¿Qué tal con Steve?
—Pobre Steve —suspiró Georgia—. Sus padres han vuelto de viaje y le están haciendo la
vida imposible. Quieren que vaya a otro campamento de verano, pero no tiene plaza. Algo
relacionado con el desarrollo interior.
—Están locos.
—Su hijo no les importa —convino Georgia—. Me da mucha pena. Sobre todo desde que he
vuelto a casa y mi madre ha sido tan increíble de querer remodelar la clínica para mí. Ahora
me doy cuenta de la suerte que tengo comparado con otros.
—Sí, lo de la clínica suena guay —exclamó Robyn con entusiasmo—. Tengo muchas ganas
de que esté acabado.
—Ayer fuimos al centro y elegimos las camas —le explicó Georgia—. Tengo que acabar de
decidirlo, pero creo que voy a poner el escritorio de mi padre en el estudio; creo que será
bonito hacerlo.
—¿Y cómo se ha tomado tu madre todo eso?
—Está bien —contestó Georgia—. ¿Sabes, Robs?, parece que está mucho mejor desde
que he vuelto.
—Te ha echado de menos, claro —comentó Robyn.
—No, me refiero a mejor que antes de irme —aclaró Georgia—. Como menos triste o algo
así.
—¿Tiene novio?
—Oh, no seas ridícula —espetó Georgia duramente y después arrugó la nariz—. Aunque
salió con un antiguo compañero de bádminton mientras estábamos fuera. También fue a una
cena con la gente del trabajo.
—Entonces quizá tiene algo que ver con el compañero de bádminton.
—No ha vuelto a salir con él desde entonces —dijo Georgia.
—Sólo hace un par de días que hemos vuelto.
—Ni siquiera lo ha mencionado.
—Bueno, aunque sólo sea que está saliendo un poco más es algo bueno, ¿no?
—Sí. —Georgia asintió—, ¡Y si eso le hace comprarme cosas nuevas, entonces es
absolutamente maravilloso!