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de una cadena de tiendas. Allí donde miraras, había fotos suyas con un jersey de lana verde y
saltando sobre una pila de hojas.
—¿Fuiste modelo de pequeño? —preguntó Claire.
—No —respondió Oliver—. Creían que mi cara no tenía mucho de especial.
—Ah.
—No creo que Becks tenga una cara particularmente impactante —comentó él.
—Tal vez no, pero desde luego le saca el máximo partido. —Claire sonrió—. Y tú haces lo
mismo. Me gusta cómo llevas el pelo.
—Me enorgullezco de mi apariencia —replicó Oliver—. Muchos dos no, pero yo creo que es
importante tener buen aspecto.
Ella asintió.
—Entonces, ¿crees que podría conseguirlo?
Claire lo miró fijamente.
—¿Conseguir qué?
—Entrar en el mundo de los modelos.
—¿Perdona?
—Dijiste que eras una cazatalentos. —Él la miró acusadoramente—. ¿De verdad te estabas
burlando de todos nosotros?
—Oh, Dios, Oliver... no creí que nadie se lo fuera a tomar en serio.
—Me advirtieron que no me lo tomara en serio, pero no pude evitar preguntarme...
—Lo siento —dijo ella—. No tenía intención de engañarte.
—Me encantaría tener una oportunidad. —Su voz era soñadora—. Sólo para ver cómo
sería. Sólo por cambiar y dejar de ponerme ese maldito traje espacial y fumigar con productos
químicos por todas partes.
—Lo siento —repitió Claire.
—¿Y no conoces a nadie en la industria? —La miró esperanzado.
Ella negó con la cabeza.
—Estaba bromeando —le explicó—. Ésa es la verdad.
—Bueno —suspiró él—. Nate me dijo que estaba llamando a la puerta equivocada, pero le
dije que tenía que asegurarme.
Claire lo miró fijamente.
—¿Le hablaste a Nate Taylor sobre mí? ¿Por qué?
—Porque me llamaste por él —le recordó Oliver—. Así que pensé que él podía saber algo
más sobre ti. Además, él estaba trabajando en tu jardín. Le pregunté si creía que era posible.
—¿Y qué te dijo él? —La voz de Claire era de incredulidad.
—Me dijo que trabajabas desde casa, pero que no sabía qué hacías. Que pasabas mucho
tiempo encerrada en tu despacho. Que paseabas al perro todos los días y que eso era todo.
Añadió que tal vez fueras una cazatalentos, pero que él no lo creía. Me contó que habías
estado casada con un médico, y que le parecía muy poco probable que el mundo de los
medios de comunicación y la medicina se hubieran unido.
—Me cuesta creer que hayas estado hablando sobre mí con Nate. —Claire se puso roja al