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—En realidad el motivo por el que pensaba pasarme hoy no tiene nada que ver con ningún
problema. —La voz de Eavan intentaba sonar alegre, con decisión—. Quería los detalles de tu
cita con Paul. Antes he hablado con él medio minuto. Me ha dicho que estaba camino de
Galway. Me pregunto si le espantaste.
—No lo creo —dijo Claire—, pero teniendo en cuenta mi experiencia con los hombres, nunca
se sabe. —Sonrió—. En realidad no estuvo mal, pero nunca seremos más que amigos.
—¿Hablasteis sobre ser algo más que amigos? —preguntó Eavan esperanzada.
—No —contesto Claire—, pero aprendí mucho.
—No seguirás con tu plan, ¿verdad? ¿Lo de aprender sobre los hombres?
Claire se encogió de hombros.
—Además no te hace falta —prosiguió Eavan—. Cuando éramos jóvenes, siempre eras tú la
que daba consejos, y a veces no estaban nada mal.
—¿Quieres algún consejo sobre algo ahora? —Claire había notado la tensión que subyacía
en la voz de Eavan—. Puede que en el pasado me lanzara con consejos no requeridos, pero
no estoy segura de si se me daría bien ahora.
—Yo... —Eavan echó un vistazo al salón, pero Saffy estaba absorta con el vídeo.
—¿De qué se trata? —preguntó Claire, y de repente abrió los ojos como platos—. No
estarás embarazada otra vez, ¿es eso?
—No —respondió Eavan—. Y si lo estuviera, esta vez no sería un problema. —Se frotó el
puente de la nariz—. Claire, sabe Dios que un embarazo no planeado ya fue lo bastante
malo...
—Pero te las arreglaste —dijo Claire.
—Aborté —le recordó Eavan tensa—. Y tú eres la única persona que lo sabe.
—Y desde entonces has conocido a Glenn y has tenido un bebé adorable, no te tortures con
eso, Eavan.
—No lo hago. —Su amiga jugueteó con su anillo de compromiso—. No lo hago. No. Yo...
bueno... supongo que todo el mundo se pregunta a veces...
—Fue tu decisión en aquel momento —la cortó Claire—. No veías otra alternativa.
—Pero tal vez la había. Quizá no me esforcé lo suficiente.
—¡Venga! —Claire rodeó a Eavan por los hombros—. Piensa en aquella época, Evs.
Recuerda cómo era. Tu madre tenía una enfermedad crónica, habías perdido a tu padre poco
antes. Era difícil. Estabas encargándote de tu casa. No podías tener un bebé.
—Por supuesto que era posible —apuntó Eavan—. Sólo hubiera sido muy difícil.
—Pero tomaste una decisión —dijo Claire.
—Y tú me ayudaste. —Eavan bebió un sorbo de su zumo—. Bill y tú. Fuisteis maravillosos.
—No te sientas culpable ahora —le aconsejó Claire.
—Nunca dejo de sentirme culpable —confesó Eavan—, Pero no creo que tomara una
decisión equivocada. Sólo que a veces... a veces, cuando las cosas van mal, me pregunto si
estoy siendo castigada por aquello.
—Sabes lo estúpido que es eso, ¿verdad?
Eavan asintió con la cabeza.