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En cierto modo le hubiera gustado conocer a Glenn en sus días de alcohólico. Al no haberlo<br />

visto con sus ojos, era muy consciente de que en su cabeza concebía aquella época como un<br />

período de excesos hedonistas y luego profundas depresiones. Le aterrorizaba que eso<br />

pudiera volver a suceder. Podía ser que no fuera tan horrible, pero por los artículos que había<br />

leído y por los programas de televisión que había visto, sabía que vivir con un alcohólico era un<br />

auténtico infierno. No creía que pudiera afrontarlo. «Ahora vivo con uno —se recordó a sí<br />

misma con severidad—. Que no beba no cambia eso. Vivo con él y no es un infierno. Todo va<br />

perfectamente bien. Tengo que dejar de aterrorizarme y pensar lo peor cada vez que llega un<br />

segundo tarde. ¿Por qué demonios debería pensar lo peor si por lo que a mí concierne<br />

siempre ha sido lo mejor?»<br />

Claire seguía aturdida por las noticias que le había dado su madre cuando se sentó delante<br />

del ordenador y volvió a abrir el buscador. Todavía le parecía imposible poder encajar todas<br />

las consecuencias de la separación de sus padres. Se sentía aún más estúpida e ignorante<br />

respecto a las relaciones entre hombres y mujeres que antes. Era peor que un desastre, se<br />

dijo a sí misma. Georgia no tenía ninguna oportunidad con ella como madre. Tenía que hacer<br />

algo.<br />

Decidió que se daría a sí misma dos opciones. Contactaría con JustMe y también llamaría a<br />

Paul Hanratty. Si tenía dos citas, su madre difícilmente le daría la vara por pasar demasiado<br />

tiempo en casa. Además recabaría el doble de información sobre el tema «salir con hombres».<br />

Se conectó a la página de CómoLoReconoceré, encontró a JustMe, hizo clic sobre el botón<br />

de «Contactar» y comenzó a escribirle un mail.<br />

Soy una persona tranquila, no fumadora, bebo vino y trabajo desde casa. Altura media y<br />

pelo rubio rojizo. Hizo una pausa por un momento. ¿Qué quería decirle en realidad? Además,<br />

qué importaba si sólo pensaba verle una vez. Me gusta el tiempo cálido, los animales y los<br />

deportes. Volvió a detenerse y se encogió de hombros, no tenía sentido no ser sincera. Tengo<br />

una hija. Pero no le diría la edad de Georgia. No iba a poner nada sobre Georgia en la red.<br />

Ponte en contacto conmigo si quieres que quedemos.<br />

Antes de enviarlo, su dedo planeó sobre el botón de «Enviar» por lo menos durante un<br />

minuto.<br />

Algo no funcionaba. En absoluto. Eavan no estaba exactamente segura de cuál era el<br />

problema, pero sabía que a Glenn le pasaba algo. Había llegado a casa y dejado su maletín<br />

en la barra de la cocina, como siempre. La había saludado, mirado por la ventana hacia donde<br />

estaba Saffy (sola, ya que Rachel se había ido a casa un poco antes) demoliendo los castillos<br />

de arena que habían levantado juntas, y después había subido la escalera y se había metido<br />

en el baño. Eavan oyó el sonido de la ducha y se quedó delante de la puerta, preguntándose<br />

qué demonios pasaba y qué se suponía que ella debía hacer al respecto.<br />

Glenn permaneció en el cuarto de baño durante siglos y ella volvió al piso de abajo antes de<br />

que cesara el murmullo de la ducha. Cuando Glenn se reunió con la familia, Eavan y Saffy<br />

estaban reconstruyendo los castillos de arena.<br />

«Parece cansado», pensó Eavan. Tenía ojeras y la frente fruncida, pero sonrió cuando las

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