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—Claro que lo haré, pero pensaba que lo nuestro era para siempre. Me cuesta creer que
me equivocara tanto.
Claire se exprimió el cerebro en busca de alguna palabra de apoyo, pero no se le ocurría
nada que no sonara tan a tópico trillado como haberle dicho que superaría lo de Bryony. Así
que se quedó sentada en silencio mientras él se sonaba.
—Agradezco mucho que me escuches —dijo Paul—. Todo el día he estado esperando que
llegara este momento porque sabía que tú me escucharías. No se lo podía decir a nadie en el
club. Dirían lo de que hay muchos peces en el mar, pero la cuestión es que tú creías que
habías pescado el tuyo, ¿entiendes a lo que me refiero?
Él la miró suplicante y Claire le apretó el hombro. No sé podía ni imaginar lo terrible que
debía de ser descubrir que la persona que querías te ha traicionado. Si Bill la hubiera
engañado... exhaló lentamente. No era capaz ni de contemplar esa posibilidad.
—No se lo contarás a nadie, ¿verdad? —Paul parecía nervioso.
—¿Contarles qué?
—Esto. Lo de que estoy deprimido. Tú lo sabes, no soy el tipo de hombre que se deprime.
Todo el mundo cree que supero las cosas muy rápido, pero no es verdad.
—No diré ni una palabra —le prometió. Retiró el brazo y le sonrió.
—Gracias.
Era raro ser la persona que consolaba en lugar de a la que consolaban los demás. Y
aunque Paul había dicho que no quería la compasión de la gente, no podía evitar querer
confortarle.
—¿Algún consejo? —le preguntó él finalmente.
—Paul, ¡soy la peor persona del mundo para aconsejarte! —exclamó Claire—. Todos opinan
que he sido una reclusa sin remedio desde que Bill murió. Estoy fuera de onda respecto a lo
que pasa en el mundo y... —Cayó repentinamente en la cuenta y le sonrió—. Somos un par de
casos perdidos.
—Se van a casar, ¿sabes? Bryony y Keith. No sólo he perdido a mi novia, también he
perdido a mi mejor amigo.
—Oh, Paul. —Alargó la mano y estrechó la de él—. Lo siento tanto.
Paul apretó a su vez la mano de ella y dejó la mirada perdida. Claire no sabía qué decir, así
que permanecieron sentados en silencio hasta que él tomó aire, le soltó la mano y luego se
bebió su consumición rápidamente. Pidió otra ronda antes de que Claire tuviera tiempo de
oponerse.
—Mmm..., sobre eso de que me gustas. —La miró con curiosidad y Claire sintió cómo su
corazón palpitaba con nerviosismo en su pecho.
—¿Sí? —preguntó con cautela.
—No me refería a que me gustaras y quisiera hacer algo. Me refería a que eras atractiva.
Claire sonrió débilmente.
—Todavía lo eres —añadió rápidamente—. Estoy seguro de que no tendrías ningún
problema para encontrar a un hombre.
—Cuando te he dicho que no estaba preparada lo decía en serio —le aclaró Claire—.
Además, me hace mucho más feliz tener amigos. No necesito complicaciones. Pero gracias