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el siglo sovietico

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pregunta impertinente: si los chekistas eran un valiente destacamento al

servicio de la moral y de la ideología, ¿por qué el salario de sus líderes

decuplicaba el de los obreros? La paga de los auténticos chekistas de la guerra

civil, que habían arriesgado sus vidas, era escasa. ¿Acaso era realmente

necesario pagar a aquellos a quienes se había confiado la representación de la

vanguardia ideológica del país en metálico, con bienes materiales y también

con privilegios? Lenin se habría revuelto en su tumba… de no haberlo evitado

el embalsamamiento.

Pero las ironías del destino no se detienen aquí. Ensalzado, el NKVD era

un cuerpo burocrático con sus propias rutinas, y un cuerpo interno de

inspectores se ocupaba de supervisar con regularidad su correcto

funcionamiento. De los informes se desprende que se trataba de una

institución caracterizada por un sinfín de irregularidades, ineptitud

profesional, carestías y robos; existen listas interminables de hechos

delictivos que fueron investigados y trasladados a instancias más altas, con la

petición de la imposición de duras sanciones.

Bastará con algunos ejemplos para arrojar algo de luz. En un memorando

dirigido al responsable del Departamento de Cuadros del NKVD, el camarada

Veinshtok, cuyo rango era el de mayor de la seguridad del Estado, se detallan

los delitos y las faltas cometidas por varios agentes del NKVD en 1935. Los

datos procedentes de todo tipo de agencias, tanto regionales como

republicanas, relativos a los primeros diez meses de ese año dan una cifra

total de 11.436 delitos y faltas. El memorando también contenía una lista de

las medidas que se habían tomado como castigo. Según Veinshtok, algo

fallaba en las decisiones administrativas de las agencias locales y regionales

del NKVD, y era preciso abordar la cuestión. El número total de expedientes

criminales era de 5.639, y 3.232 de ellos pertenecían a las secciones urbanas.

Sin embargo, lo más preocupante a ojos del mayor era que de éstos, 2.005

fueran los propios responsables de sección.

Un análisis de las penas dictadas en función del rango del culpable

permite ver que todas las categorías de cada una de las ramas se entregaban a

estas prácticas, incluso en los cuerpos militares y de transporte, y que los

culpables se hallaban en todos los niveles de la administración, desde los

responsables hasta los empleados más jóvenes, pasando por los

vicerresponsables. Por lo tanto, el 62 por 100 de los jefes de las secciones de

distrito o urbanas, es decir, 2.056 personas de 3.311, fueron sancionados. Tal

y como comentó Veinshtok, no se podía negar que se trataba de un porcentaje

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