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el siglo sovietico

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La reivindicación soviética de que representaba un modelo diferente, una

alternativa al capitalismo, sirvió a la URSS para movilizar no sólo a su gente,

sino también para conseguir un considerable apoyo exterior, que empleó tras

la guerra para defender la existencia de un «bando socialista» y vestirlo con lo

que parecían sus mejores galas naturales. Pero aunque quien hablaba era

Jacob, quien actuaba era Esaú; mirada más de cerca, la realidad no tenía nada

de idílica, aunque era un fenómeno en sí misma, mucho más parecido al

sistema chino, que hoy es una potencia que hay que tener en cuenta.

El último de los impedimentos digno de ser mencionado aquí es la

utilización masiva de conceptos como «totalitarismo» (que retornaré más

adelante), que ha llevado a ignorar los cambios importantes que se produjeron

en el sistema soviético. El menosprecio flagrante de la dimensión social era

una evidencia clara de la inadecuación conceptual de la ideología del

totalitarismo; centrar la atención en el régimen —como si la sociedad fuera

maleable por definición— hizo que se desatendieran los profundos cambios

estructurales de la sociedad que eran cruciales para la comprensión de los

logros, los cambios internos, las crisis y la caída del régimen.

Dichas omisiones, fomentadas por la tirantez de la confrontación

ideológica y por la guerra propagandística, son en sí mismas objeto legítimo

de una investigación histórica, como lo es el daño que el régimen soviético se

infligió a sí mismo prohibiendo la libertad en la investigación y en el debate.

Los argumentos y los postulados ideológicos, vengan de donde vengan, no

pueden erigirse en una guía de la investigación, sólo pueden funcionar como

temas de ésta a través de una visión que desentrañe las reivindicaciones no

justificadas y la comprensión de su origen y finalidad. Pero la tarea

verdaderamente importante radica en elaborar las herramientas conceptuales y

las estrategias de investigación que permitan esclarecer qué era en realidad el

sistema soviético, cómo evolucionó (incluida la ideología) y dónde hay que

situarlo en el mapa de los sistemas políticos.

Repito: el pasado (en realidad varios pasados) estaban, y siguen estando,

activos, dado que en Rusia coexistían simultáneamente las realidades (y no

unas simples reliquias) heredadas de los siglos anteriores. A diferencia de los

períodos en que el ritmo del cambio es lento, en los períodos de crisis, los

fenómenos y los estratos sociales pertenecientes a diferentes épocas chocan

violentamente y fundan y refundan las instituciones y el comportamiento

político en el momento de mayor desconcierto. La Rusia zarista experimentó

una buena parte de sus convulsiones en el siglo XX, y continuaron bien

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