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el siglo sovietico

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circunstancias, tener acceso a los archivos de la policía o a información

procedente del mundo del hampa podía ser algo de sumo valor.

Tchazov, el ministro de Sanidad, trasladó a Chernenko informes

detallados sobre el estado de salud de otros líderes. Sin embargo, el estado de

salud del secretario general era materia reservada, y ni siquiera los miembros

del Politburó lo conocían. Este secretismo suponía un marco idóneo para todo

tipo de rumores y permitió que varios miembros de la cúpula, que tenían

acceso personal al secretario general, ya enfermo, lo manipularan para

obtener de él favores para su persona o su grupo.

El edificio del Comité Central en Staraia Ploshchad también era un lugar

rodeado del más alto secreto, pero quienes estaban al corriente de sus

interioridades cuentan que, tradicionalmente, el despacho número 6 del

noveno piso era el del secretario general y que el número 2 era conocido

como «el despacho de Suslov», desde donde, posiblemente, se movieran los

hilos de la Secretaría del Comité Central.

El Politburó se reunía cada jueves a las once en punto de la mañana, en el

Kremlin o en la Staraia Ploshchad. En el tercer piso del ala antigua del

edificio del Kremlin también tenía un despacho el secretario general, así

como una sala de visitas. En ese mismo lugar se hallaba la «sala de nogal»,

con una gran mesa redonda en torno de la cual los jerarcas discutían de

manera informal las cuestiones antes de que se iniciara la sesión del Politburó.

Los miembros candidatos y los secretarios generales del Comité, que

aguardaban también el inicio de ella, no participaban en estas discusiones

informales.

Con Brezhnev, las reuniones del Politburó habían sido cortas, y tardaban

una hora, o incluso cuarenta minutos, en tomar las decisiones que ya se

habían preparado de antemano. Con Andropov, el trabajo del Politburó era

mucho más concienzudo, y las deliberaciones podían durar horas. El

Politburó tenía que aprobar nombramientos importantes, algo a lo que no se

prestaba demasiada atención en tiempos de Brezhnev y que se cuidó un poco

más con Andropov.

Un fragmento de las memorias de Ligachev añade algo más de interés a

este retrato colectivo. Un día, posiblemente en 1983, uno de los miembros

más influyentes del ala conservadora, Ustinov, que durante años había sido

responsable de Defensa y que murió en 1984, dijo al recién llegado Ligachev:

«Iegor, eres uno de los nuestros. Formas parte de nuestro círculo». Ligachev

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