26.05.2020 Views

el siglo sovietico

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

denominaba «nuestra invasión» se refería a cualquier fuerza revolucionaria

europea, no a una invasión por parte de Rusia. Lenin y Bujarin se planteaban

si la imposibilidad de establecer el socialismo en Rusia (una idea

comúnmente aceptada hasta la fecha) seguía representando un problema.

Según Bujarin, lo sería sólo si la revolución afectaba a algunos países; sin

embargo, si la revolución era paneuropea, Rusia sencillamente pasaría a

formar parte de una entidad mucho más amplia. Sea como fuere, las

identidades nacionales estaban condenadas a la desaparición [1] .

De esta correspondencia se deduce que serían ni más ni menos los

bolcheviques, término este que parece hacer referencia ahora a los partidos

revolucionarios europeos unidos bajo una nueva organización internacional,

dado que la II Internacional estaba extinta y sus líderes, desacreditados,

quienes encabezarían la estrategia revolucionaria (no sólo en Rusia). Lo que

en realidad sucedía era que en Europa se estaba produciendo un giro hacia la

izquierda, con los «bolcheviques» a la cabeza.

La idea que destilan estas cartas es bastante utópica y puede intuirse en

ellas un cierto «imperialismo rojo». No obstante, comoquiera que la sucesión

de hechos presentes y futuros fue y sería de alcance mundial, no estaba Rusia

al frente de este imperialismo —como sostenía todo el mundo, el país no

contaba con un potencial socialista—, y menos aún en el centro de los

acontecimientos, ni permitía su situación especular sobre las ventajas

expansionistas que pudieran derivarse de ese movimiento. La tendencia de

Lenin a ensalzar el potencial revolucionario de Europa se mantuvo hasta el

lanzamiento del NPE en la Unión Soviética. Con la recesión en Europa del

empuje revolucionario, algunos países, destrozados por la crisis acabaron

abandonando la búsqueda febril de aliados, una búsqueda motivada no sólo

por la fuerza del régimen ruso sino también por su vulnerabilidad. En ese

momento, un leninismo muy diferente ocupó el lugar de su predecesor.

1917: LOS GRUPOS PRINCIPALES

Sin perder de vista todo lo anterior, debemos dar un salto hasta 1917, un año

en que la primavera fue gloriosa y el otoño, riguroso. La brevedad e

intensidad de las dos estaciones y el contraste entre ambas son

desconcertantes, pero lo cierto es que, obviamente, hubo más de dos capítulos

en esta etapa tan comprimida de historia.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!