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el siglo sovietico

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dos elementos si queremos tener una visión mucho más completa de las

muchas y variadas interacciones que se dieron en esta compleja estructura. De

ahí que queramos examinar en este punto algunos de los elementos que han

de permitirnos ahondar en los procesos sociales que se desataron en aquellos

años.

El ambiente general del período se puede resumir de este modo:

urbanización, industrialización, colectivización, purgas y juicios-espectáculo,

aumento de la alfabetización, un desprecio a menudo demagógico por la

cultura, la movilización de energías y del pueblo, aumento de los índices de

criminalidad en muchos terrenos de la vida, la creación frenética de

estructuras administrativas, etc., aspectos, entre muchos más, que se

enmarcan en los procesos de los años treinta. Estos acontecimientos y

procesos decisivos, que se produjeron casi de manera simultánea, no sólo

estaban interrelacionados sino que se influyeron mutuamente y dieron lugar a

cambios históricos con una regularidad extrañamente desigual, todo en un

ambiente de gran confusión, incluso caótico. Es lógico que no se pueda

comprender el sistema político sin vincularlo a los efectos retroactivos que

generan sus propias iniciativas. En otras palabras, el sistema político que dio

pie a la revuelta se inspiraba, a su vez, en su propio resultado y de ahí surgió

una dictadura muy peculiar.

Por consiguiente, no podemos pasar por alto su historia social al

ocuparnos del «sistema político» o, más concretamente, del grupo Estado-

Partido.

La palabra tekuchka, que podríamos traducir como «movilidad espontánea

de la mano de obra», recoge adecuadamente las dimensiones de los

movimientos de población en todos los sentidos, especialmente durante los

primeros años. Millones de personas circulaban por todo el país: se

desplazaban a las ciudades y a las grandes canteras, pero también

abandonaban dichos lugares; huían del campo y de la amenaza de la

expropiación o de la deportación por kulaks; se formaban o cambiaban de

trabajo, aunque lo dejaban con la misma rapidez con que lo habían aceptado.

Todas estas formas de tekuchka se fundían en un gran flujo social, difícil de

controlar, con una población en constante movimiento, por carretera o en tren,

a lo largo y ancho del país.

Tal era el telón de fondo que condujo a una situación que se ha

considerado explosiva. La introducción del pasaporte interno y del propiska,

el registro obligatorio en las ciudades con la policía, para gozar de los

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