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el siglo sovietico

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LA AVALANCHA DE LA URBANIZACIÓN

El trasfondo de los cambios que hemos presentado, especialmente en el

ámbito de la política penitenciaria y en lo que he denominado

«desestalinización de los lugares de trabajo», fue un paso capital en el proceso

de urbanización, y uno de los grandes episodios en la historia de la URSS.

Después de la guerra, y evidentemente de manera escalonada, la urbanización

empezó a tener un poderoso impacto en la sociedad, la cultura, la mentalidad

e incluso en el Estado. Una transición acelerada de una sociedad

predominantemente rural a otra fundamentalmente urbana implica, a medio

plazo, la convivencia momentánea de ambas sociedades. Por lo general

incompatibles, cohabitaron en un equilibrio inestable y la distancia histórica

entre ambas jamás dejó de ser considerable. La «semiurbanización» llegó a la

Unión Soviética en 1960, pero la Federación Rusa había cruzado este umbral

unos años antes. Hasta 1958, no existía una definición oficial de «ciudad» o

«asentamiento urbano» que fuera válida para toda la Unión Soviética; cada

república tenía la propia. En 1958, se fijó la cifra de 12.000 habitantes para

las ciudades y de 2.000 para los «asentamientos urbanos», siempre y cuando

la mitad de la población, como mínimo, no trabajara directamente en el sector

agrícola.

Por lo tanto, esta fase intermedia se nos aparece como una etapa histórica

por derecho propio, tanto para el país como para el régimen. La población

rural, de la que iba a surgir la gran masa de población urbana, «ruralizó» las

ciudades antes de que éstas lograran urbanizar las zonas rurales, algo que no

sucedería hasta el período postestalinista, y no sin fricciones y muchos

«efectos colaterales». Aunque hubo una cierta intervención gubernamental,

estos procesos eran, por lo general, espontáneos, lo que nos obliga a

distanciarnos por un momento de la idea de la existencia de un Estado-Partido

monolítico que lo tenía todo bajo control y a señalar que hay algo que ha

pasado inadvertido en la mayoría de los estudios: la «espontaneidad» (stijiia,

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